Por Frank Turek
“El amor ganó” es el hashtag elegido por aquellos que apoyan la última decisión de la Corte Suprema, la cual se aprobó en este organismo legislativo con una votación de 5-4. Sí no estás contento con ella, entonces eres solamente un malvado intolerante que debe callarse y apoyar la nueva legislación. Olvida el hecho que tienes argumentos muy racionales para mantener el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Por ejemplo, un matrimonio sin género cambia el acuerdo cultural de matrimonio, cambiando la búsqueda del bienestar infantil a la realización de deseos románticos adultos. La maternidad y paternidad definitivamente tienen género. Todos los niños merecen un papá y una mamá, asimismo una cultura que respalde eso. El amor no ganó.
¡Esto hace que olvides prestarles atención a los niños, ellos quedan en un segundo plano! Si no cambias tu posición intolerante (que en realidad no lo es) muchos miembros de “el amor ganó” buscarán que seas despedido, multado, demandado, caigas en bancarrota y seas forzado a violentar tu conciencia hacia Dios. ¡También las iglesias! (¡Vaya, si este es “el amor”, cómo podrá ser el odio!)
Cada bando en este tema piensa que el otro está equivocado. Se hace un juicio moral, sin importar si estas a favor o en contra de la redefinición del matrimonio. La moralidad siempre es legislada (o impuesta judicialmente). Por lo tanto, ¿cuál es la moralidad correcta?
La Corte Suprema nos lo ha informado. Cinco jueces han impuesto su propia moralidad, la cual exalta la homosexualidad al punto de virtud en nuestra sociedad. Ellos han establecido que el estado no puede solamente permitir el comportamiento homosexual (una posición neutral); sino que ahora debe promoverlo garantizando beneficios, y en palabras del Juez Kennedy: “dignidad” a través de una más “profunda” unión del matrimonio.
Los que no estén de acuerdo con esta nueva moralidad impuesta por la Corte son, en la práctica, los nuevos pecadores motivados por la “falta de respecto” y la “animosidad” (“animosidad” viene de la Decisión Lawrence del juez Kennedy – precedente citado por él mismo para justificar su propia animosidad hacia los oponentes del matrimonio sin género). Sí, desafortunadamente la Corte Suprema ensucia a todos los oponentes de su nueva moralidad con la misma intolerancia jurídica que dice detestar.
Esto plantea una pregunta muy seria, la cual es central para esta decisión y cualquier otra que hagamos en la política. ¿Cuál es el estándar? ¿Bajo qué estándar juzgamos que algo es bueno, y su opuesto como malo? ¿Bajo qué estándar cinco jueces han decidido exaltar la homosexualidad al punto de virtud y declarar que cualquier oposición a esa postura es “animosidad” y “falta de respeto”?
El estándar debía ser la Constitución (la cual realmente fue aprobada por el Pueblo, y no la inventada que va “evolucionando” en las mentes de jueces motivados políticamente), es fácil ver el por qué esta Corte está equivocada. Cuando la 14va Enmienda fue aprobada en 1868, el comportamiento homosexual era un delito en todos los estados, y las mujeres y afroamericanos no tenían el derecho al voto. Si la cláusula de “protección igualitaria” de la 14va Enmienda ni siquiera podía asegurar el derecho al voto para las mujeres, ¡tampoco les aseguraba el derecho de casarse entre mujeres!
Incluso bajo la mismas palabras de Kennedy hace dos años en la Decisión Windsor, el matrimonio es un asunto estatal y no federal (a menos que una ley viole la prohibición de discriminación racial de la 14va Enmienda, lo cual no era el caso en esta oportunidad). ¡Ahora de repente, dos años más tarde, Kennedy junto con su mini legislatura, decide que todos, incluido él mismo, han estado interpretando de manera equivocada la 14va Enmienda durante 147 años!
¿Quieres darle a las mujeres y a los afroamericanos el derecho al voto? Entonces realiza una enmienda a la Constitución (lo cual hizo el Pueblo). ¿Quieres hacer el matrimonio un asunto federal en lugar de uno estatal, y cambiarlo en una institución sin género? Entonces el Pueblo debería hacer también una enmienda.
Pero la Corte ha decidido ignorar esto. Kennedy junto con su séquito anti-democracia ha decidido que ellos son el nuevo estándar. No la Constitución. No el Pueblo. No Dios o su ley natural, la cual nos da la verdad autoevidente que las relaciones homosexuales y heterosexuales son radicalmente diferentes en muchas maneras, sobre todo por su capacidad para engendrar y criar niños.
Las opiniones personales de cinco jueces, no elegidos, ahora comprenden el nuevo estándar que 320 millones de personas deben obedecer. Irónico, dado el hecho que en 1992 el juez Kennedy escribió que todos tienen “el derecho de definir su propio concepto de existencia, de significado, del universo, y del misterio de la vida humana”. Ahora el juez Kennedy y su séquito han abandonado esa contraproducente y relativista psicología barata para imponer sobre todo el país un nuevo absoluto –su propia definición del matrimonio. Incluso si tú apoyas el matrimonio sin género, el hecho que cinco personas no elegidas piensen que sus opiniones personales son el estándar para el resto de nosotros, debería atemorizarte.
Si cinco personas pueden ignorar la Constitución y redefinir la institución que mantiene unido el fundamento de la civilización –la familia biológica con padre y madre–, entonces ninguna ley o libertad está segura. Eso incluye la Libertad de Expresión y la Libertad de Religión. (Ellos vendrán por estas también).
“Oh, pero tenemos la Declaración de Derechos”, podrías pensar. “Ellos no pueden anularla”.
Ellos ya lo han hecho hasta cierto punto. Pregúntale al pastelero o al florista: ¿cómo la 1ra Enmienda sobre la Libertad de Religión les está funcionando en este momento en su pastelería o floristería?
Con este grupo no importa lo que diga la Constitución realmente. No importa que leyes apruebes o lo que significan las palabras. No importa el hecho que deberíamos ser gobernados bajo el gobierno de la ley y no por caprichos de hombres. Los caprichos de cinco personas ahora son supremos –a menos que los gobernadores decidan invocar la 10ma Enmienda y anular esta decisión para sus respectivos estados, lo cual deberían hacer. ¿Habrá algún gobernador que pueda salvar a este país de una corte tipo imperial? ¿Habrá algún Andrew Jackson en la mansión de algún gobernador?
Las palabras de John Adams no podrían ser más precisas: “Nuestra Constitución fue creada para el pueblo moral y religioso. Es completamente inadecuada para cualquier otro tipo de gobierno”.
El amor no ganó – los dioses inmorales de la Suprema Corte simplemente cambiaron su definición.
El Dr. Frank Turek (D.Min.) es un galardonado autor y frecuente orador universitario que presenta un programa de televisión semanal en DirectTV y un programa de radio que se transmite en 186 estaciones de todo el país. Sus libros incluyen I Don’t Have Enough Faith to be an Atheist (No tengo suficiente fe para ser ateo) y Stealing from God: Why atheists need God to make their case (Robando a Dios: ¿por qué los ateos necesitan a Dios para presentar su caso?).
Traducido por Erick Jimenez.