He enseñado apologética cristiana a una gran variedad de alumnos, desde niños de 11 años hasta estudiantes de seminario. Lo he hecho en diferentes lugares; en la escuela cristiana, en la iglesia, en los hogares y en los institutos de posgrado; también en persona y en línea. Incluso he colaborado para que se hagan publicaciones. Enseñar apologética sigue siendo un reto para mí. A veces pienso que he olvidado más apologética de la que mis estudiantes jamás sabrán.
A lo largo de los años he descubierto que la apologética, en el ámbito de la educación cristiana, es a menudo malentendida. Por ejemplo, la apologética, si bien está relacionada con los siguientes temas, no es un estudio del creacionismo, las cosmovisiones, la doctrina cristiana, la ética, el evangelismo o la Biblia. No me malinterpreten, no me opongo a que el estudiante aprenda estos temas fundamentales. A lo que me opongo es a que se llame educación apologética al estudio de todos o de alguno de estos temas. Entonces, ¿qué abarca la educación apologética cristiana? Es una materia especializada cuyo interés de estudio es el “uso del conocimiento para demostrar que las enseñanzas del cristianismo son verdad“.
Debido a esto, aplica conocimientos de tres materias distintas pero interconectadas: la filosofía y su interés por la verdad, la teología natural y su interés por la existencia de Dios, y la historia y su interés por el cristianismo. El fundamento de la filosofía establece la naturaleza absoluta de la verdad. Sobre ella se construye una cosmovisión teísta que se basa en la existencia de Dios y los milagros. Y en ellos está la afirmación histórica de que Cristo es Dios encarnado, Su resurrección de entre los muertos y la enseñanza de que la Biblia es la Palabra de Dios.
Razones para enseñar apologética
Si me preguntan alguna justificación para impartir esta enseñanza, ofrezco tres razones por las cuales cada escuela cristiana, iglesia y hogar cristiano debería empezar a dar un curso estructurado de apologética cristiana. En primer lugar, la Biblia dice que cada creyente necesita prepararse para dar respuestas razonadas.
“sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia”
(1 Pedro 3:15) LBLA; énfasis añadido.
La justificación para que la educación cristiana incorpore el estudio de la apologética está en lo que ella brinda, pues ayuda al estudiante a tener una preparación más eficaz y eficiente en comparación a cualquier otra forma.
En segundo lugar, la historia demuestra el éxito de su uso. En el siglo I, el apóstol Pablo utilizó la apologética para responder los ataques del judaísmo, del helenismo y del gnosticismo primitivo. En el siglo III, Orígenes la usó para defender la resurrección. Agustín (335-430) la empleó contra el paganismo y Tomás de Aquino (1224/5-1274) argumentó contra la expansión intelectual del islam. Hay razones de sobra para creer que los apologistas de hoy pueden experimentar el mismo nivel de éxito si la utilizan.
En tercer lugar, hay una necesidad actual. Los críticos de hoy no permiten que se ignoren sus objeciones contra el cristianismo. Por ello, La persona reflexiva debe tomarlos en serio. Los apologistas deben esforzarse por dar buenas respuestas. Muchos jóvenes cristianos salen al mundo sin saber por qué creen lo que creen. No tardan mucho tiempo en cuestionar una fe que nunca ofreció respuestas bien razonadas. Si van a la universidad, serán instruidos en los llamados puntos de vista “académicos” que son contrarios a la fe cristiana. Si se encuentran fuera de las aulas, sus amigos no cristianos y los medios de comunicación hablarán de estas opiniones “académicas” como hechos innegables.
En vista de estas circunstancias, ofrezco cinco consejos útiles que pueden allanar el camino hacia el objetivo educativo de demostrar la verdad del cristianismo.
1. La educación apologética debe ser dirigidas hacia el creyente
Esto puede parecer obvio, pero he visto profesores, que dicen tener todas las respuestas, hablar cosas inentendibles para sus alumnos y para el ateo intelectual que ni siquiera está en el aula. Mi profesor de apologética era un maestro en tomar lo complejo y hacerlo comprensible. No lo simplificaba ni ignoraba las dificultades, sino que lo hacía entendible. Él me inculcó el deseo de desarrollar y practicar esas habilidades. La enseñanza de la apologética no busca crear un apologista profesional, como tampoco es nuestro objetivo formar un profesional en física al enseñar física. La enseñanza de la apologética debe defender la fe, pero también debe fortalecer a los que tienen fe. El Evangelio según Lucas nos muestra la cuidadosa planificación que conlleva la preparación y la transmisión de los conocimientos para el beneficio del creyente:
“Muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros, tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos presenciales y servidores de la palabra. Por lo tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, para que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron.”
(Lucas 1:1-4 NVI)
2. La educación apologética debe ser de acuerdo a la edad del alumno.
Me tomo en serio las palabras y la advertencia de Jesús en Mateo 18:5-6,
“Y el que reciba a un niño como este en Mi nombre, me recibe a Mí. Pero al que haga pecar a uno de estos pequeñitos que creen en Mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.”
(Mateo 18:5-6 NBLA)
Como docente profesional de apologética, no creo que sea fructífero enseñar argumentos apologéticos a niños que aún no han desarrollado el razonamiento abstracto. Dejémoslos en manos de la educación cristiana normal. No permitamos que la estructura de fe y autoridad que el niño tiene en sus padres, sus maestros y la Biblia se vea dañada, ni siquiera por la apologética. Esto no significa que a su corta edad sean incapaces de aprender algunos temas de apologética. Pero aun cuando sean un poco mayores, no hay que simplificar la apologética y tampoco hay que permitir que la razón sustituya su fe. Cuando tengan la edad suficiente, pase al consejo nº3.
3. La educación apologética debe seguir un plan sistemático
No todos los enfoques de la apologética son iguales. Dadas las situaciones y las razones anteriores, un enfoque educativo debe utilizar un método que demuestre que se pueden formular argumentos consecutivos sólidos y válidos desde cero hasta la verdad absoluta del cristianismo. Como se observa en los versículos anteriores, este enfoque educativo debe construir casos a favor del cristianismo (Lucas 1:1-4) útiles para el creyente y eficaces para responder a las preguntas u objeciones del incrédulo (1 Pedro 3:15).
Cualquier otro interés por aprender algún tema bíblico debiese formar parte del aprendizaje de apologética. Es una rama del conocimiento que hay que dominar. La responsabilidad del profesor, incluye elaborar objetivos, estructurar temarios, utilizar técnicas de enseñanza creativas y hacer evaluaciones. La responsabilidad del alumno incluye la lectura de los materiales entregados por el profesor, tomar notas, escuchar con atención, trabajar en proyectos ―individuales y grupales, y también presentarse a los exámenes.
4. La educación apologética debe estar compuesta por actividades
Aprendemos mejor cuando ponemos en práctica lo que nos enseña un profesor respetado y con conocimientos. El profesor debe proporcionar a los estudiantes la oportunidad de tener éxito y la seguridad de fracasar con la apologética, todo ello con vistas a desarrollar un estudiante de apologética de por vida. Me he dado cuenta de una cosa; y es que realmente no “aprendo” algo hasta que lo uso, y de manera repetida. Cuanto más lo uso, más se convierte en parte de mí. Mis alumnos suelen decirme que lo más significativo que hice por ellos fue “obligarles” a usar la apologética y luego reflexionar e informar sobre ella. Esto puede lograrse de varias maneras. Para los jóvenes, planteo juegos de rol . Para los alumnos de más edad, utilizo debates internos, simulacros de programas de radio o televisión o los mando hablar con alguien con una cosmovisión no cristiana. El aprendizaje de la apologética es también una gran oportunidad para integrar conocimientos de muchas otras materias.
5. La educación apologética debe reconocer sus limitaciones
La apologética solo puede mostrar que el cristianismo es verdadero en sus afirmaciones centrales como “la verdad es absoluta”, “Dios existe”, “Dios resucitó a Jesús de entre los muertos” y “la Biblia es la Palabra de Dios”. No puede hacer que alguien crea en Cristo. Eso tiene que ver con su voluntad y con la obra del Espíritu Santo. La doctrina descubierta y basada únicamente en las Escrituras debe ser aceptada como mandato de Dios y de Su palabra. Pero como mi profesor de apologética siempre nos recordaba, “Dios nunca pasa por alto la mente cuando se dirige hacia el corazón”.
A veces me preguntan si la apologética evitará que un hijo o hija abandone la fe. La gente puede alejarse de la fe por todo tipo de razones. Todo lo que puedo decir es que si han recibido educación apologética, especialmente como se ha indicado anteriormente, al menos no habrá sido por falta de buenas razones que demuestren que el cristianismo es verdadero.
Ten en cuenta que los jóvenes tienden a ser lo que son sus padres. La persona más importante para ayudar a los jóvenes a permanecer en la fe eres tú. No olvides preguntarte, ¿qué estoy haciendo para mejorar mis conocimientos y habilidades en la apologética cristiana?
Recursos recomendados en Español:
Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek
Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek
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Original Blog Source: https://cutt.ly/lnZQr1y
Traducido por Rolando Vega
Editado por Gustavo Camarillo