“¿Entiendes lo que estás leyendo?”
A esta simple pregunta se le atribuye la introducción del cristianismo a Etiopía. (1) En el libro de los Hechos capítulo 8 encontramos a Felipe, quien es guiado por un ángel al desierto para encontrarse con un oficial de la corte de la reina de Etiopía. Felipe se da cuenta que este oficial está leyendo el rollo del libro de Isaías donde se hallan las profecías del Mesías. En ese momento, Felipe podría haberse acercado y declarado audazmente: “¡He sido enviado a ti en este día para que escuches las buenas nuevas de Jesús, el Mesías!” Pero no lo hizo. Se encontró con este hombre justo donde estaba leyendo y le hizo una buena pregunta, la cual llevó a la explicación del evangelio. Esta es la mejor forma de apologética.
En ocasiones a la apologética se le llama “pre-evangelismo”, porque ayuda a remover los obstáculos intelectuales en el camino de la fe. El mandato de hacer apologética la encontramos en 1 Pedro 3:15 que nos dice que siempre debemos “estar preparados para presentar defensa ante toda persona que nos pida razón de la esperanza que hay en nosotros”. La palabra “defensa” en griego es apología, que es de donde sacamos nuestra palabra “apologética”. En el libro de los Hechos, cuando los apóstoles evangelizaban, ellos hacían apologética.
Ellos estaban defendiendo su fe constantemente –frente a líderes religiosos, políticos, filósofos seculares y ciudadanos comunes. He aquí tres formas en que usaron la apologética para defender su fe:
1. Defendieron el evangelio, no a ellos mismos.
Los apóstoles estaban acostumbrados a los juicios, los concilios y las prisiones. En Hechos 4, Pedro y Juan fueron llevados ante el gran concilio de Jerusalén y fueron desafiados a defender su derecho a predicar la resurrección de Jesús. Pedro no llevaba ni una frase en su defensa cuando empezó a proclamar el evangelio. No gastó su energía tratando de limpiar su nombre, o de evitar el tiempo de prisión – predicó la resurrección de Jesús al mismo concilio que lo estaba cuestionando.
Este ejemplo también lo siguió el mártir Esteban en los capítulos 6 y 7. Esteban era un cristiano judío que fue llevado ante el concilio acusado de blasfemar contra Dios y contra Moisés. En su famoso discurso, se dirigió al concilio relatando la historia de los judíos, señalando que los verdaderos profetas de Dios siempre fueron rechazados. Y enfatizó que la presencia de Dios no está limitada a una determinada área geográfica o templo. En un sentido, Esteban respondió a las acusaciones de blasfemia. Pero hizo más, él abrió la puerta, teológicamente hablando, para la misión mundial de la Iglesia. Fue una brillante defensa del evangelio. El erudito del Nuevo testamento F. F. Bruce, comentó lo siguiente acerca de la famosa “defensa” de Esteban:
Obviamente no es un discurso de defensa en el sentido jurídico del término. [Y] de ninguna manera fue formulado para asegurar una absolución ante el Sanedrín. Es más bien una defensa del cristianismo puro como el modo de adoración designado por Dios. (2)
El gran predicador Charles Spurgeon dijo esto de Esteban:
Le vemos defendiendo la fe ante una sinagoga de sutiles y filosóficos negadores de la verdad. Esteban el diácono se convirtió en Esteban el predicador…pues recibió una promoción más excelsa: cuando se hubo convertido en Esteban, el sabio apologista (3)
Cuando nuestra fe es atacada, puede ser tentador ponerse a la defensiva. Pero seríamos sabios si siguiéramos el ejemplo de los apóstoles y defendiéramos el evangelio, no a nosotros mismos
2. Ellos compartieron evidencia de testigos oculares de la resurrección de Jesús, no sus testimonios personales.
Los testimonios personales de los apóstoles ciertamente se cruzaron con los relatos de los testigos oculares de la resurrección de Jesús, porque ellos fueron los testigos oculares. Pero su mensaje se centraba en Jesús, no en ellos mismos. En otras palabras, cuando ellos compartían el evangelio, no hablaban sobre lo que Jesús hizo por ellos personalmente y luego simplemente invitaban a otros a tener una relación personal con Él. Testificaban el hecho de que Jesús fue crucificado, sepultado y resucitado, ofreciendo la salvación a todos los que se arrepintieran y pusieran su fe en Jesús el Mesías. Este tema es consistente en todo el libro de los Hechos.
El testimonio personal puede ser una gran manera de construir una relación, pero nuestros testimonios siempre deben apuntar a algo más grande: las buenas noticias de la muerte y resurrección de Jesús.
3. Ellos conocían las Escrituras pero en ocasiones no lo utilizaban inmediatamente.
Los primeros cristianos eran judíos que estaban saturados de las Escrituras del Antiguo Testamento. Cuando Pablo se convirtió en el capítulo 9 inmediatamente comenzó a predicar a los judíos en Damasco, “demostrando que Jesús era el Cristo”. En el capítulo 13 habló en la sinagoga de Antioquía, remitiéndose a las Escrituras del Antiguo Testamento para mostrar a los judíos que Jesús era el Mesías esperado. En el capítulo 17 fue a la sinagoga de Tesalónica y ahí “razonó con ellos a partir de las Escrituras”.
Más adelante en este mismo capítulo, Pablo estaba en Atenas conversando con los filósofos epicúreos y estoicos. Estos filósofos no habrían aceptado el Antiguo Testamento judío como autoritativo, así que Pablo usó una táctica diferente para llegar al evangelio. En lugar de apelar a las Escrituras, él mencionó a su propio altar religioso con la inscripción, “Al dios no conocido”. Luego procedió a presentarles al Dios que aún no conocían, incluso citando a sus propios y respetados pensadores filosóficos. Él utilizó esto como táctica para la resurrección de Jesús.
Esto no significa que las Escrituras no sean importantes o ignoradas. Solo significa que a veces tenemos que encontrarnos con la gente donde están y empezar desde ahí.
Conclusión:
Los apóstoles utilizaron la apologética de manera creativa, adaptando su método a la situación en la que se encontraban. El tema en común entre estos tres métodos es que el evangelio siempre fue el punto principal. Los apóstoles mantuvieron el enfoque de su evangelización en la resurrección de Jesús y la esperanza de la fe salvadora en Él –¡Y nosotros también deberíamos hacerlo!
Recursos recomendados en Español:
Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek
Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek
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Alisa Childers es cantante y compositora estadounidense, más conocida por formar parte del grupo femenino de música cristiana ZOEgirl. Ha tenido una serie de sencillos en el top 10 de la radio, cuatro álbumes de estudio, y recibió el premio Dove durante su tiempo con ZOEgirl. Años más tarde, Alisa encontró su fe de toda la vida profundamente desafiada cuando comenzó a asistir a lo que más tarde se identificaría como una Iglesia Cristiana Progresiva. Este reto empujó a Alisa hacia la apologética cristiana. Hoy en día podemos leer, escuchar y ver el trabajo de Alisa en internet, y también adquirir su libro recientemente publicado sobre el cristianismo progresivo titulado Another Gospel.
Blog Original: https://cutt.ly/yEo2Jkx
Traducido por Gustavo Camarillo
Editado por Elenita Romero