Por Natasha Crain
El domingo pasado, nuestra iglesia celebró su servicio multilingüe anual, con tres congregaciones -de habla mandarina, de habla española y de habla inglesa- que se reunieron para el culto. Tuvimos lecturas en varios idiomas, y el sermón se dio en español con un traductor al inglés. Esta semana no hubo escuela dominical, así que los niños se unieron a sus padres en la iglesia de adultos.
Cuando informamos a nuestros hijos el domingo por la mañana de lo que iba a ocurrir, hubo un colectivo y apasionado, “¡NOOOOOOOO!” (Sinceramente, debería haber escrito más oes para reflejar el verdadero nivel de protesta).
“¡POR FAVOR, déjanos quedarnos en casa! ¡Podemos hacer la iglesia en casa! Por favor, ¡no ESE servicio! Es TAN ABURRIDO”.
Al parecer, lo recordaban bien del año anterior. Los arrastramos al automóvil a pesar de los lloriqueos y soportamos sus ruegos durante todo el camino.
Mentiría si dijera que es raro que mis hijos no quieran ir a la iglesia. La naturaleza de este servicio quizás les hizo quejarse más fuerte de lo normal, pero hay muchos típicos domingos en los que nuestros hijos preguntan: “¿Tenemos que ir?” Apostaría mucho dinero a que a ti te han preguntado lo mismo.
La pregunta sobre qué hacer cuando los niños no quieren ir a la iglesia ha sido una de las más frecuentes que he recibido a lo largo de los años por parte de los lectores, y es una de las más discutidas en diversos foros de crianza cristiana
El tema principal de las quejas de los niños suele ser que la iglesia es aburrida y que por eso no quieren ir. Los padres tienden a asumir que es su trabajo convencer a sus hijos de que la iglesia no es aburrida y buscan la manera de hacerlo.
Pero esa es una suposición realmente mala.
Creo que hay bastantes razones legítimas por las que muchos niños se aburren en la iglesia y/o en la escuela dominical. En otras palabras, los niños no siempre están inventando excusas al azar para no ir; muchas veces, su evasión refleja un problema genuino.
Aquí hay varias razones “legítimas” para el aburrimiento en la iglesia que los padres deben considerar.
Hay demasiado énfasis en la diversión en la escuela dominical.
Probablemente esto suene contradictorio. Después de todo, si la escuela dominical es muy divertida, los niños deberían querer ir, ¿verdad? No, no y no. Ahora bien, si la escuela dominical fuera realmente una especie de experiencia increíble parecida a un parque de atracciones, podría ser el caso (y los niños elegirían ir por las razones equivocadas). Pero la “diversión” de la escuela dominical suele consistir en diversiones relativamente suaves, como manualidades, foosball, o tal vez una carrera de relevos en el interior utilizando cucharas y M&Ms.
Este tipo de “diversión” nunca podrá competir con la idea de diversión que tiene tu hijo en casa, donde puede hacer lo que quiera.
Por supuesto, querrán quedarse en casa; la diversión en la iglesia es aburrida comparada con la diversión en casa. Cuando un programa de escuela dominical se centra en el entretenimiento, esta es la comparación natural que un niño va a hacer. ¿Quién puede culparlos?
Si la mayor parte de lo que su hijo se lleva de la iglesia es que hay una pequeña lección con mucho tiempo de socialización, le va a costar mucho convencerle de que la “iglesia” no es aburrida (cuando la “iglesia” es el entretenimiento de la escuela dominical en su mente).
La iglesia “adulta” está más allá de su comprensión actual.
Los padres a veces tratan de evitar la falta de sustancia que se encuentra en muchos programas de escuela dominical manteniendo a sus hijos con ellos en la iglesia “para adultos” cada semana. Esto puede funcionar muy bien para algunos niños. Mi hija de 11 años ha optado recientemente por dejar de asistir a la escuela dominical para venir con nosotros a la iglesia de adultos porque es capaz de seguir y dice que aprende mucho más que en clase. Cuando mi hija de 9 años vio que su hermana lo hacía, quiso venir también. Pero cuando lo hizo, se pasó la mayor parte del servicio con la cabeza apoyada en mi hombro tratando de dormir; simplemente ella no tiene el interés o la capacidad de atención que tiene mi hija mayor. Cuando ese día me dijo después de la iglesia que era aburrido, le dije: “¡Claro que lo fue! ¡Tú elegiste dormir!”.
Para niños como mi hija mayor, que quieren asistir a la iglesia de adultos en lugar de a la escuela dominical, esta puede ser una gran opción. Pero para los que, como mi hija menor, no están preparados para seguir lo que se enseña y, en cambio, pasan el tiempo haciendo garabatos en un boletín o soñando despiertos, el aburrimiento será el resultado inevitable. Eso no significa necesariamente que la escuela dominical de los niños sea vista como menos aburrida, sino que la iglesia de los adultos no es siempre la respuesta.
Su familia asiste a la iglesia esporádicamente.
Todos los pastores que conozco lamentan el hecho de que las familias asistan a la iglesia con menos regularidad que antes, por todo tipo de razones (el deporte del domingo por la mañana es una de las principales). Un asistente “regular” es ahora alguien que asiste una vez al mes.
Sé que esto va a molestar a algunas personas, pero es importante decirlo: Una iglesia puede tener el mejor programa de escuela dominical del mundo, pero si una familia sólo asiste esporádicamente, es natural que un niño lo encuentre aburrido -no está realmente conectado con lo que sucede o lo que se enseña. No se puede culpar a un niño por dejar de interesarse mentalmente en ese momento.
La fe en su familia consiste principalmente en ir a la iglesia los domingos.
Aunque su familia asista a la iglesia todos los domingos, si no oran juntos con regularidad, no estudian la Biblia juntos y no tienen conversaciones sobre la fe en casa, sus hijos se preguntarán con razón por qué deben molestarse en ir a la iglesia. La iglesia llegará a ser vista como una cosa más que tienen que hacer cada semana, sin ninguna conexión significativa con su vida diaria. En otras palabras, se convertirá en una carga de tiempo innecesaria en sus mentes porque es irrelevante para el resto de la semana.
Participan regularmente en conversaciones profundas sobre la fe en casa.
Este es otro punto contrario a la lógica, pero he visto que sucede en muchas familias que están muy comprometidas con su fe. Si su familia mantiene constantemente conversaciones profundas sobre la fe (del tipo que escribo en mis libros, Keeping Your Kids on God’s Side -Mantener a tus hijos del lado de Dios- y Talking with Your Kids about God -Cómo hablar de Dios con tus hijos), es muy probable que sus hijos estén adquiriendo una fe mucho más sólida desde el punto de vista intelectual que la que obtendrán en la escuela dominical promedio, y la escuela dominical parecerá extremadamente aburrida en comparación. Una señal reveladora de que este es el problema es cuando tus hijos se quejan de que no están “aprendiendo nada” o dicen que son “las mismas historias una y otra vez”.
Aunque los padres a menudo asumen que hay algún tipo de problema con el desarrollo espiritual de sus hijos cuando no quieren asistir a la escuela dominical, puede significar lo contrario en este caso; los niños pueden simplemente tener expectativas mucho más altas para lo que se debería discutir en un ambiente de escuela dominical y aburrirse por la 600ª narración del arca de Noé seguida de palomitas.
Tienen dudas sobre Dios o la verdad del cristianismo.
Debería ser obvio, pero me sorprende la cantidad de padres que nunca consideran esta posibilidad: Si los niños han dejado de creer en Dios o en la verdad del cristianismo, van a encontrar la iglesia aburrida.
Imagina por un momento que tuvieras que asistir a una iglesia (u otro grupo) cada semana, con el que no estuvieras de acuerdo y alguien esperara que te interesaras. Estudian un libro que tú crees que es ficción, pero lo aplican como verdad en sus vidas y piensan que tú también deberías hacerlo también. Lo más probable es que lo encuentres aburrido porque no crees en lo que ellos hacen. ¿Por qué estudiar un libro de ficción tan profundamente cada semana?
Del mismo modo, los niños que ya no tienen fe en Jesús se van a cansar de oír hablar de Él todos los domingos. Está fuera del alcance de este artículo sopesar los pros y los contras de hacer que esos niños asistan a la iglesia, pero hay dos puntos que debemos tener en cuenta para nuestro propósito actual:
- Si tus hijos encuentran la iglesia aburrida y/o se resisten a ir, ten una conversación con ellos sobre lo que creen actualmente respecto a Dios, Jesús y la Biblia. Puede que te sorprenda lo que descubras.
- Si descubres que su aburrimiento con la iglesia tiene sus raíces en la incredulidad, tu mayor preocupación (en gran medida) debería ser discutir sus dudas y tener conversaciones sobre la evidencia de la verdad del cristianismo.
Ellos son humanos
En el camino hacia el servicio de la iglesia que describí al principio de este post, me dirigí a los niños en la parte trasera del coche y les dije: “Hola chicos. Tengo algo sorprendente que contarles”. Se callaron y continué.
“Hoy tampoco tengo ganas de ir a la iglesia. No me gusta este servicio en particular. Prefiero estar en casa esta mañana”.
Me miraron con los ojos muy abiertos, anticipando que podríamos volver a casa.
“Pero voy a ir de todos modos. Verán, como humanos, a menudo es más fácil y muy tentador quedarse en casa sin ir a la iglesia los domingos por la mañana. Es un sentimiento totalmente normal, y los adultos también lo tenemos a veces. Pero hacemos una prioridad de ir a pesar de esos sentimientos ocasionales por varias razones: 1) Es una forma de poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas (comprometiéndonos a ir a la iglesia cada domingo por la mañana); 2) La iglesia no es sólo para aprender, sino también para adorar, y la adoración transforma nuestra relación con Dios; y 3) Es importante desarrollar relaciones con otros creyentes y estar en comunidad (Hebreos 10:25). No voy a la iglesia esta mañana porque no se me ocurra otra cosa que me gustaría hacer, sino porque amo al Señor, y esta es una forma de ponerlo en primer lugar”.
En otras palabras, les expliqué por qué su aburrimiento no debería ser el factor decisivo para asistir a la iglesia.
No intenté convencerles de que no deberían pensar nunca que la iglesia es aburrida.
Esta es una distinción crítica para que los niños la entiendan porque, como espero haber mostrado en este artículo, hay muchas razones legítimas por las que los niños encuentren la iglesia aburrida a veces. Cuando entienden por qué la iglesia es importante incluso cuando les parezca aburrida, esto puede conducir a conversaciones mucho más productivas que simplemente machacar cabezas cada domingo por la mañana.
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Natasha Crain es una bloguera, autora y conferencista nacional a la que le apasiona capacitar a los padres cristianos para que eduquen a sus hijos comprendiendo cómo defender su fe en un mundo cada vez más secular. Es autora de dos libros de apologética para padres: Talking with Your Kids about God (2017) (Hablando con tus hijos sobre Dios) y Keeping Your Kids on God’s Side (2016) (Cómo mantener a tus hijos del lado de Dios). Natasha tiene un MBA en marketing y estadística de la UCLA y un certificado en apologética cristiana de la Universidad de Biola. Antigua ejecutiva de marketing y profesora asistente, vive en el sur de California con su esposo y sus tres hijos.
Traducido por Monica Pirateque
Editado por Elenita Romero
Fuente del Blog Original: http://bit.ly/2PzKxGO