Todavía tengo pesadillas sobre estar en la universidad. Por lo general tiene que ver con los exámenes finales de matemáticas y no ser capaz de graduarse sin aprobarlo. ¿Por qué siempre tiene que ser matemáticas? Me levanto diciendo que nunca regresaré a la universidad. Una cosa que seguramente marcaría el éxito o el fracaso de mi semestre en la universidad era algo que algunos estudiantes tal vez no consideraron antes de inscribirse. No era la materia. Ni siquiera eran los requisitos del curso enumerados en el programa de estudios. Era algo mucho más importante: el maestro.
El profesor contribuye en gran medida a que tengas éxito o fracases en una clase. Muchos de mis maestros comenzaron su primer día de clase dando el peor discurso motivacional que aseguraba que los estudiantes dejaran la clase antes de que se seque la tinta del programa de estudios. Decían algo parecido a esto: “Nadie obtendrá una A en esta clase así que no esperen una”.¿Quién quiere un maestro como este?¿Los maestros no deberían querer que sus estudiantes sobresalieron en su clase? Si esta es la actitud de tu maestro, no tendrás una buena educación.
Una buena educación inicia con un buen maestro
Como educador, he cargado con la responsabilidad de enseñar a mis estudiantes adecuadamente. A menudo recordaba a mis alumnos de quinto grado que mi trabajo era enseñarles. Su trabajo fue hacerme saber cuando no entendían. Como maestro, sabía algo que mis estudiantes nunca preguntaron o consideraron. Mi conocimiento del material tenía que estar en un nivel de dominio para poder llevarlos al siguiente nivel. ¿Y si no lo hiciera? Nunca lo lograrían.
Cuando pensamos en educación, a menudo no pensamos en educación cristiana. La educación es la transmisión sistemática de conocimientos. Claro, eso ocurre en el sistema de educación pública todo el tiempo. Ocurre en los campus universitarios cada semestre. Debería ocurrir en la iglesia. El problema es, que eso no sucede, ¿por qué? Porque los profesores no conocen el material como deberían.
Déjame explicar.
El American Worldview Inventory de George Barna de 2022-2023 muestra que solamente el 36% de los pastores mayores en los Estados Unidos tienen una cosmovisión bíblica. Si esto te impacta, las cosas se ponen peor cuando observas en las estadísticas de niños y pastores jóvenes. Un asombroso 17% de ellos tienen una cosmovisión bíblica. No es de extrañar que la cosmovisión de los que están en la iglesia sea sólo del 6%, mientras que un 64% de los estadounidenses afirman ser cristianos. ¿Por qué la disparidad en las estadísticas? Todo depende del maestro.
Un estudiante no es más grande que su maestro
Jesús dijo a sus discípulos que un estudiante no es más grande que su maestro. En Lucas 6:40, Jesus dijo: “El discípulo no es superior a su maestro, mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro” Todo maestro debe esforzarse por enseñar a su alumnos todo lo que sabe; para llevarlos a lo más profundo del conocimiento que hace al estudiante igual a su maestro con el resultado de que el alumno se convierte él mismo en profesor. Porque, de acuerdo a Jesús, es lo más lejos que un maestro puede llevar a su estudiante, a las profundidades del aprendizaje que han experimentado y nada más.
Esto quiere decir que una de dos cosas pueden suceder:
- Un estudiante, con el tiempo, puede graduarse en el magisterio y estar preparado para enseñar.
O
- Un maestro puede frenar el crecimiento del alumno porque no es un maestro preparado.
¿Cuál debe ser el propósito de un maestro? Que el alumno te supere, es decir, que el alumno deje de necesitar al profesor y se convierta él mismo en maestro. ¿Cómo es posible? Una vez más, necesitamos enfocarnos en la capacitación de un maestro de educación cristiana.
Escoge a tus maestros sabiamente
En el primer siglo, los discípulos escogían a sus maestros (Rabíes). Pero en el caso de Jesús, Él les recordaba frecuentemente a sus discípulos que Él los escogió. Sin embargo, Jesús dio ejemplo de los maestros y advirtió a sus seguidores que debían tener cuidado a quienes elegían como sus maestros.
Veamos algunos ejemplos en los que Jesús se encontró con maestros o hizo comentarios sobre ellos.
Nicodemo se saltó lo básico
Nicodemo fue maestro de la ley. El fue un fariseo y parte del sanedrín. Con todos esos títulos aparentemente estaba calificado. En Juan 3, Nicodemo vino a Jesús en la noche para hacer unas preguntas. Pero la conversación tomó otro rumbo que hizo que Nicodemo se rascara la cabeza en confusión. Jesús cambió la conversación a una frase poco conocida en el primer siglo. El mencionó que todo el que vería el Reino de Dios nacería de nuevo. A Nicodemo se le escapó este concepto. Pensó que Jesús estaba hablando en un sentido físico cuando Jesús claramente estaba hablando en un sentido espiritual. Lo que Jesús dijo después expuso la clase de maestro que Nicodemo era. Jesús hizo una pregunta retórica: “¿Eres maestro de Israel y no entiendes estas cosas?… He hablado de cosas terrenales y no creíste, entonces¿cómo creeréis si hablo cosas celestiales?
Nicodemo, un maestro de la Ley, no entendía lo básico. Y Jesús lo señaló. Los maestros en la Educación Cristiana deben dominar lo básico. Si no lo dominan, nunca enseñarán de manera efectiva las verdades del cristianismo.
Regresando al American Worldview Inventory de Barna las preguntas que determinan si un educador tiene una cosmovisión bíblica o no se reducen a los fundamentos de la fe. La educación, sea cristiana o secular, debe sentar las bases en los fundamentos. El problema es que los cristianos se saltan lo básico y eso generalmente es porque los maestros mismos ni siquiera los conocen.
Fariseos hipócritas
Si hay un grupo de maestros en la biblia con los que Jesús estuvo en constante conflicto, esos son los fariseos. Pero hay un pasaje que sobresale de todos los pasajes, cuando Jesús explicó lo que los alumnos de los fariseos debían observar y emular. Recuerda, la esperanza que un estudiante tiene, no es que será más grande que su maestro sino que que será como él. Jesús a menudo los llamó hipócritas, tumbas blanqueadas llenas de huesos de hombres muertos y guías de ciegos. Jesús entonces se dirigió a sus seguidores y dijo: “ En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.” (Mateo 23:2-3).
La vida de un educador cristiano debe ser consistente con lo que predica. “Haz lo que digo, no lo que hago” no es una enseñanza estratégica. De hecho, muchos niños en estos días siguen otras influencias en lugar que la de sus padres porque ellos atestiguan inconsistencias en lo que comunicamos versus lo que vivimos. Jesús no permitió que los fariseos se salgan con la suya en su hipocresía. La iglesia tampoco debe permitirlo.
Un maestro que vale la pena seguir
Los estudiantes a menudo no piensan en qué buscar en un buen maestro. Pero como maestro, puedo darte unos consejos en qué fijarte a la hora de elegir a quién sigues y a quién pones frente a tus hijos cuando se trata de educación cristiana. Aquí te dejo tres cosas que buscar en un maestro que merezca la pena seguir.
- Conocimiento
- Carácter
- Servicio
Como George Barna dice, no puedes dar lo que no tienes. Lo digo de esta manera, no puedes enseñar lo que no conoces. Un maestro debe saber más que el estudiante y ser capaz de llevar al estudiante a un viaje de profundo conocimiento que lleva a un crecimiento espiritual. Eso sucede sistemáticamente e inicia con lo fundamental. Por lo tanto, un profesor cristiano debe saber al menos dos cosas: primero, debe conocer la Biblia. Segundo, debe saber cómo transferir ese conocimiento sistemáticamente.
Un maestro debe tener buen carácter y vivir lo que predica. Eso quiere decir que un educador cristiano debe tener una cosmovisión bíblica donde lo que cree, lo que habla y lo que vive todo está alineado con la biblia. Sin esto, olvida el número uno porque no tiene conocimiento real y por lo tanto no puede vivirlo.
Finalmente, un buen maestro sirve a sus estudiantes. En el primer siglo, era el menor de los sirvientes quien lavaba los pies de su maestro. El discípulo no solamente aprendía de su maestro, sino que también le servía. Pero no Jesús. Jesús mostró a sus discípulos que Él estaba ahí para servir porque el sirviente es más grande. Era un modelo de discipulado que no se había visto en esa época de la historia y sigue siendo contracultural hoy en día. Sin embargo, es el modelo de un maestro y el modelo que un discípulo ha de emular al llegar a ser como su maestro.
En conclusión, una buena educación inicia y termina con un maestro firme. Un maestro solamente puede llevar a sus estudiantes a las profundidades del conocimiento en las que ha decidido aventurarse. Santiago advierte a los de la iglesia que “no muchos deben convertirse en maestros porque ellos serán juzgados estrictamente” (Santiago 3:1). La advertencia está dirigida a quienes se dedican a la educación cristiana, sea en escuela dominical, estudio de la biblia, o en clase. Un maestro efectivo será capaz de enseñar con sus palabras y sus acciones. Puesto que el alumno debe llegar a ser como su maestro, debemos proceder con cautela a la hora de elegir a quién sentamos delante o a quién ponemos en frente de nuestros niños. El crecimiento espiritual de nuestras familias y de la iglesia depende de ello.
Referencias:
[1] Nota del editor: Jesús probablemente hablaba de los rabíes aquí. Los Rabíes fueron conocidos por enseñar a los estudiantes a leer, escribir, estudiar la Biblia, conocer la ley, teología, etc. Pero los Rabíes eran también mentores personales para sus estudiantes, impartiendo no solamente conocimiento religioso, sino todo un estilo de vida, incluida la etiqueta, costumbres, hábitos alimenticios, tradiciones, relaciones, cosmovisión y más.
Recursos recomendados en Español:
Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek
Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek
Shanda Fulbright es una profesora acreditada y tiene un certificado en Apologética Cristiana de la Universidad de Biola, un certificado de la CrossExamined Instructor’s Academy, así como varios certificados de Online Christian Courses. Es presentadora del podcast Her Faith Inspires, donde trata temas culturales y los alinea con la verdad bíblica. Puedes leer sus blogs y saber más sobre ella en shandafulbright.com
Traducido por Walter Almendras
Editado por Yatniel Vega
Fuente Original del Blog: https://bit.ly/3VeUcFS