Serie Defensa de la Resurrección: el Testimonio de los Primeros Testigos Oculares y la Errada Teoría de la Alucinación

Por Brian Chilton

Sin importar que un evento sea reciente o antiguo, tal evento tiene una mayor probabilidad histórica si está respaldado por un gran número de testigos presenciales. Mientras más ojos hayan presenciado el evento, mayor la posibilidad que el historiador entienda lo que en realidad sucedió. En lo que respecta a la resurrección de Jesús, numerosas personas se encontraron con Jesús resucitado en diversos lugares a lo largo de cuarenta días (Hechos 1:3). El número de testigos de la resurrección de Jesús quedó registrado en uno de los primeros credos bíblicos; credo que es históricamente aceptado incluso por eruditos críticos. Bart Erhman, Rudolf Bultmann y Gerd Ludemann – individuos que toman las declaraciones bíblicas con mucho escepticismo – aceptan la credibilidad de los credos del Nuevo Testamento incluyendo el credo de primera de Corintios 15:3-9 (Bultmann, NTT, 42; Ehrman, Forged, 92-93; Ludemann, Paulus, 142).

El credo de primera de Corintios 15 representa la información que Pablo obtuvo a través de los primeros líderes de la iglesia en Jerusalén al conocerlos unos años después de su conversión. Luke Timothy Johnson, erudito en el Nuevo Testamento, nos dice que “el historiador más exigente afirmaría la validez de este evento sin ninguna duda. Por ejemplo, ¿Alguien osaría dudar que hubo encuentros y conversaciones entre Pablo y el liderazgo de la iglesia en Jerusalén con respecto a la legitimidad de la misión a los gentiles?” (Johnson, Real Jesus, 103) ¿Cuántos testigos son nombrados en este credo? ¿Resulta lógico creer que todos estos testigos pudieran haber estado alucinando? 

Al examinar el credo de primera de Corintios, las siguientes personas son mencionadas: Pedro, con su nombre en Arameo, Cefas; los doce discípulos; aproximadamente quinientos creyentes; Santiago, el hermano de Jesús; y Pablo. Hasta aquí la cuenta va en 514. Los evangelios nombran mujeres como testigos oculares incluyendo a María Magdalena, María la madre de Santiago, Salomé, Joanna y otra mujer cuyo nombre no es provisto (Lucas 24:10). Esto añade cinco testigos más. Si María la madre de Jesús, no es la misma María madre de Santiago, entonces la podemos agregar a la lista ya que, si Jesús se le apareció a su hermano Santiago, de seguro también a su madre. Con esto, la cuenta suma 520. Lucas agrega como testigos a Cleofas y a otro discípulo, quizás su esposa, a quienes Jesús encuentra camino a Emaús (Lucas 24:18-35). El total de testigos ahora sube a 522. Mateo y Lucas relatan dos ocasiones adicionales donde muchos testigos vieron al mismo tiempo a Jesús resucitado. Mateo 28 registra a Jesús después de haber resucitado entregando la Gran Comisión a un grupo en Galilea (Mateo 28:16-20). En este último pasaje, aunque los once discípulos son mencionados, el texto deja abierta la posibilidad que Jesús haya interactuado con un grupo incluso mayor ya que hubo algunos entre ellos que dudaron. En Hechos, Lucas describe la ascensión de Jesús delante de un gran grupo de testigos reunido en el Monte de los Olivos cerca de Jerusalén; ya que la ascensión fue un evento público, muchos fueron testigos. Mientras que 521 son específicamente identificados como testigos, y 522 si agregamos a María la madre de Jesús, es muy posible que el Nuevo Testamento haga referencia a más de mil personas. Esta posibilidad es real si (1) las mujeres no fueron contabilizadas con los quinientos testigos de primera de Corintios 15, y (2) que grandes grupos de testigos, de número no identificado, vieron a Jesús resucitado en ocasiones separadas. Adicionalmente, sabiendo que Jesús ordenó a setenta discípulos en grupos de a dos, es posible que estos lo hayan visto resucitado sin haber sido incluidos en ninguna lista.

Como hemos visto, el Nuevo Testamento provee razones contundentes para concluir que muchas personas vieron a Jesús resucitado por espacio de cuarenta días. Sin embargo, el escéptico pudiera contradecirnos argumentando que los discípulos sufrieron alucinaciones que los llevó a pensar que Jesús había resucitado. Esta teoría de la alucinación es inadecuada por las siguientes razones:

1. Los discípulos no tuvieron los rasgos propios de gente que alucina. Normalmente, las personas alucinan cuando están bajo los efectos de alguna droga o estupefaciente, o sufren problemas mentales, o padecen serias privaciones.

2.  La tumba vacía no permite que la teoría de la alucinación sea una explicación aceptable. Bastaba con mostrar el cuerpo sin vida de Jesús, pero esto jamás sucedió. La tumba en Jerusalén estaba verdaderamente vacía.

3. Las apariciones posteriores a la resurrección se dieron en diferentes lugares y en diferentes formas (por ejemplo, algunas fueron en espacios interiores, otras al aire libre; unas mientras los testigos estaban de pie, otras mientras los testigos estaban sentados). Por ende, los discípulos no estaban en un estado mental propenso a derivar en una alucinación masiva.

4. Las alucinaciones normalmente no cesan de manera repentina. Sin embargo, las apariciones posteriores a la resurrección cesaron después de cuarenta días.

5.  Los discípulos no esperaban que ocurriera una resurrección. Por lo tanto, alucinar no habría tenido mucho sentido para ellos.

6.  Algunos de los discípulos tocaron físicamente a Jesús (Lucas 24:38-40; Juan 20:24-25) lo que descarta la posibilidad de estar alucinando.

7. Las alucinaciones son experiencias individuales y no grupales. Las ilusiones sí pueden darse en grupo, las alucinaciones no.

8. Las alucinaciones no explican cómo personas que fueron hostiles con Jesús (su hermano Santiago y Pablo) se convirtieron en sus seguidores. Estar alucinando jamás hubiera sido suficiente para justificar la transformación en sus vidas. Es más, la tumba vacía les hubiese bastado para refutar la posibilidad de una alucinación.

9. Las alucinaciones son relativamente raras. Por lo tanto, esta teoría no explica por qué tantas personas experimentaron este evento.

10.  Incluso alucinando bajo el efecto de drogas y estupefacientes, una persona es capaz de distinguir que la alucinación es un evento falsificado, comparado con elementos que sabe que son reales.

La inmensa cantidad de testigos oculares que vieron a Jesús resucitado no puede atribuirse a alucinaciones y menos aún al desarrollo de una especie de leyenda. Se cree que los primeros credos, incluyendo el credo de primera de Corintios 15:3-9, podrían haberse originado tan sólo unos meses después de la resurrección y no más tarde del año 35 d.C. La evidencia que los primeros testigos encontraron y que transformaría sus vidas es tan contundente que Gary Habermas la incluye en “Los Hechos Mínimos”. La lista de hechos mínimos consiste en datos acerca de Jesús que son aceptados por más del 90% de la comunidad de eruditos, tanto liberales como conservadores. Más aún, Richard Bauckhman recalca que “La cristología más temprana ya era la cristología más elevada” (Bauckham, Jesus and the God of Israel, X). Por lo tanto, ni relatos legendarios ni alucinaciones concuerdan con el testimonio de los testigos oculares. La mejor interpretación es que Jesús resucitó de entre los muertos de modo literal y tuvo encuentros donde grandes cantidades de personas lo vieron. Estos encuentros posteriores a la resurrección transformaron las vidas de quienes vieron a Jesús hasta el punto de estar dispuestos a morir por lo que sabían era verdad: ¡que Jesús realmente había resucitado!

Bauckham, Richard. Jesus and the God of Israel: God Crucified and Other Studies on the New Testament Christology of Divine Identity. (Dios crucificado y otros estudios sobre la cristología neotestamentaria de la identidad divina) Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2008.

Bultmann, Rudolf. New Testament Theology. (Teología del Nuevo Testamento) Volume One. New York: Charles Sribner’s Sons, 1951.

Ehrman, Bart. Forged: Writing in the Name of God – Why the Bible’s Authors Are Not Who We Think They Are. (Forjados: Escribir en nombre de Dios – Por qué los autores de la Biblia no son quienes creemos que son) New York: Harper One, 2011.

Johnson, Luke Timothy. The Real Jesus. (El Jesús Real)San Francisco, CA: Harper San Francisco, 1996.

Lüdemann, Gerd. Paulus, der Gründer des Christentums. (Pablo, fundador del cristianismo) Lüneburg: zu Klampen, 2001.

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek recursos


Brian G. Chilton obtuvo su doctorado en Teología y Apologética en la Liberty University (con alta distinción). Es el presentador de The Bellator Christi Podcast y el fundador de Bellator Christi. Brian recibió su Maestría en Divinidad en Teología de la Universidad Liberty (con alta distinción); su Licenciatura en Ciencias en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); obtuvo un Certificado en Apologética Cristiana de la Universidad de Biola, y planea realizar estudios filosóficos en un futuro próximo. También está matriculado en Educación Pastoral Clínica para aprender mejor cómo capacitar a los que le rodean. Brian es miembro de la Sociedad Teológica Evangélica y de la Sociedad Filosófica Evangélica. Brian ha servido en el ministerio durante más de 20 años y actualmente sirve como capellán clínico de hospicio, así como pastor.

Traducido por José Rivero

Editado por Mónica Pirateque 

Fuente Original del Blog: https://cutt.ly/qvGz9A5

https://crossexamined.org/resurrection-defense-series-early-eyewitness-testimony-and-the-failure-of-hallucinations-to-account-for-them

 

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