Por Sean Redfearn
Las encuestas sugieren a veces que el público británico está a favor de la «muerte asistida». Se trata de una ilusión, causada en muchos casos por el desconocimiento de lo que realmente significa «muerte asistida». Una encuesta reciente mostraba que sólo el 42% de la población entendía su significado: el 10% pensaba que se refería a los cuidados paliativos y el 42% a la interrupción del tratamiento.

No existe ningún mandato legal o ético que obligue a mantener con vida «a toda costa» a un enfermo terminal. Sin embargo, hay una gran diferencia entre retirar el tratamiento médico y permitir así que un paciente muera por su propia condición médica y acabar intencionadamente con la vida de un paciente.
¿Qué es la eutanasia?
La eutanasia (así como el suicidio asistido) se entiende básicamente como la dosis letal de fármacos para acabar deliberadamente con una vida. Veamos ahora lo que no es la eutanasia:
- Desconectar el soporte vital o retirar el tratamiento [i]
- Suministrar fármacos que reduzcan el malestar del paciente al final de su vida
- Solicitar la RCP de «no reanimar»
Pero además de los simples malentendidos sobre lo que es la «muerte asistida», hay algunos argumentos a favor de la eutanasia que se repiten a menudo y que no resisten el escrutinio.
Tres malos argumentos a favor de la eutanasia
Razón #1: Practicamos la eutanasia a nuestras mascotas.
La razón precisa por la que podemos aplicar la eutanasia a una mascota pero no a un ser humano es porque un ser humano no es una mascota. Una vez que reducimos a los seres humanos a meros animales, se desencadenan una serie de males horrendos. ¿Ha oído alguna vez el dicho «tratados como animales»? Los seres humanos son una categoría única de seres, por lo que es un peligroso error de categoría defender la eutanasia de los seres humanos basándonos en cómo tratamos a nuestras mascotas. Los seres humanos no son animales de compañía.
Razón #2: Un paciente puede convertirse en una pesada carga financiera.
No se puede poner precio a la vida humana: no podemos argumentar que hay que quitar una vida para ahorrar dinero. El valor de un ser humano no viene determinado por su factura médica, sino por el hecho de que es un ser humano. La dignidad humana se nivela en el ámbito de toda la raza humana, y aquellos de nosotros que estamos enfermos e incapacitados no somos menos humanos que los que no lo estamos. ¿Se imaginan el escándalo que se armaría si se argumentara que los pobres son menos valiosos que los ricos porque suponen una mayor carga para el Estado? La «carga financiera» es una razón poco ética para poner fin a una vida humana.
Razón #3: Las personas necesitan autonomía para elegir morir en paz.
La eutanasia no es necesaria para satisfacer esta razón. Gracias a las ventajas de la medicina moderna, los enfermos terminales pueden elegir morir en paz con unos cuidados paliativos eficaces. Para las personas cuya enfermedad ya no tiene cura, los cuidados paliativos favorecen la calidad de vida y el control del dolor, permitiendo a los pacientes disfrutar de sus últimos momentos en paz, sin suicidarse. La medicina moderna ofrece tratamientos suficientes para tratar éticamente a los pacientes sin matarlos, por lo que la petición de eutanasia (basada en la razón 3) ha quedado obsoleta.
Los defensores de la eutanasia no tienen la sartén por el mango
Para que los argumentos a favor de la eutanasia parezcan convincentes (véase más arriba) tienen que (Razón 1) rebajar la dignidad humana al valor de los animales, (Razón 2) poner un precio a la vida humana y (Razón 3) argumentar que el suicidio es una buena opción bajo ciertas circunstancias.
Ninguna postura que defienda estas tres razones puede considerarse ética. Y aquí está el principal problema ético que surge cuando se legaliza la eutanasia: La legalización de la eutanasia envía el mensaje de que uno puede decidir justificadamente que su vida no vale la pena.
¿Qué mensaje enviaría la legalización de la eutanasia a una persona con depresión? El problema de las personas deprimidas que se suicidan es que están mentalmente convencidas de que padecen una enfermedad terminal de la que nunca podrán escapar, a menos que pongan fin a sus vidas.
¿Cómo podemos promover una salud mental adecuada para las personas que luchan contra la depresión motivándolos a que busquen la vida; si tenemos otro subconjunto de la población al que consideramos digno de acabar con su vida por su sufrimiento?
La legalización de la eutanasia, para un subconjunto de la población, sienta un precedente extremadamente peligroso para otros miembros vulnerables de la sociedad. No podemos quitar vidas inocentes. Estamos moralmente obligados a no matarnos ni a nosotros mismos ni a los demás. La eutanasia es siempre una forma de homicidio, por lo que éticamente debe prohibirse.
Una visión cristiana del sufrimiento
Se puede aprender mucho a través del sufrimiento. Los argumentos a favor de la eutanasia, quizá comprensiblemente, tienden a hacer hincapié en evitar el sufrimiento, incluso a costa de la propia vida. Pero esta no es una visión cristiana del sufrimiento. Santiago 1:2-4 dice: “Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte”
Y Romanos 5:3-4 dice: “Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza”.
Puede leer más sobre lo que dice la Biblia sobre la eutanasia aquí.
Lejos de ser un mal que hay que evitar a toda costa, el sufrimiento puede ser un momento de perfeccionamiento y de formación del carácter, tengamos la edad que tengamos.
Notas al pie de página:
[i] [Nota del editor: Aquí cabe distinguir entre (1) «soporte vital» y (2) «vida asistida». El soporte vital se refiere a medidas tecnológicas que mantienen artificialmente la vida de alguien cuando, de otro modo, su corazón, pulmones, cerebro, (etc.) no podrían hacerlo. Un ventilador sería un ejemplo, ya que «respira» por ellos, haciendo el trabajo que deberían hacer los pulmones. Mientras tanto, la vida asistida se refiere al uso de diferentes medidas, tecnológicas o no, para ayudar a mantener las necesidades básicas de alguien aunque sus órganos puedan mantener la vida. Por ejemplo, una sonda de oxígeno, hidratación intravenosa o una sonda de alimentación. Cuando se retira el soporte vital la persona muere por causas naturales. Cuando se pone fin a la vida asistida, la persona muere de hambre o asfixiada.
Recursos recomendados en Español:
Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek
Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek recursos
Sean Redfearn es un antiguo trabajador juvenil comunitario que ahora trabaja para Christian Concern en el centro de Londres, Reino Unido. Realizó un máster en Religión en el King’s College de Londres, está a punto de terminar el máster en Filosofía en el Southern Evangelical Seminary y se graduó en 2022 en la CrossExamined Instructor Academy. Apasionado por Jesús, está agradecido por el impacto que la apologética ha tenido en su fe.
Traducido por Mónica Pirateque
Editado por Yatniel Vega
Fuente Original del Blog: https://bit.ly/3XCfbSL