Hace más de dos años, participé en un debate en Oxford, Inglaterra, con el YouTuber ateo Alex O’Connor (que se hace llamar Cosmic Skeptic – “Escéptico cósmico”). El tema era “Por qué soy/no soy cristiano”, el cual es un tema bastante amplio. Dadas las limitaciones de tiempo del debate y la amplitud del tema, lamentablemente no pudimos seguir explicando nuestras diferencias con la profundidad que yo hubiera deseado. No obstante, aprecié mucho mi interacción con O’Connor aquella noche, incluida la cena que disfrutamos juntos antes del evento. Hace tiempo que considero a O’Connor uno de los pensadores ateos con más matices filosóficos, y he valorado nuestras continuas conversaciones privadas posteriores a nuestro diálogo público inicial. Mi argumento positivo en el debate se refería a las pruebas de la resurrección de Jesús, mientras que O’Connor se centró en las críticas morales a la Biblia. En su parte del contrainterrogatorio, O’Connor optó por centrarse en la cuestión de la esclavitud en el Antiguo Testamento. El último de los textos que discutimos fue Números 31:15-18, interpretado por O’Connor en el sentido de que avala la esclavitud sexual. En aquel momento, no era un tema que yo hubiera investigado con gran profundidad, aunque lo reconocía como un texto difícil. Mi preparación para el debate había versado en gran medida sobre las pruebas de la fiabilidad del Nuevo Testamento y su relevancia epistémica para desarrollar un argumento sólido a favor de la resurrección. Por lo tanto, reconocí que se trataba de un texto difícil, sin ofrecer ninguna respuesta detallada. A principios de esta semana, Alex O’Connor subió a su canal Cosmic Clips el fragmento de nuestro debate en el que se discutía este texto. Por ello, me pareció oportuno publicar un artículo en el que ofrezco mi perspectiva actual sobre este difícil texto.
¿Qué dice realmente el texto?
He aquí el pasaje en cuestión:
15 «¿Cómo es que dejaron con vida a las mujeres? —les preguntó [Moisés]—. 16 ¡Si fueron ellas las que, aconsejadas por Balán, hicieron que los israelitas traicionaran al Señor en Baal Peor! Por eso una plaga hirió de muerte al pueblo del Señor. 17 Maten a todos los niños, y también a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales, 18 pero quédense con todas las muchachas que jamás las hayan tenido. (Números 31:15-18 NVI).
Lo primero que hay que señalar sobre este texto es que técnicamente no es Dios quien da las instrucciones. Así, en el peor de los casos, se puede interpretar este texto como descriptivo de la orden de Moisés, en lugar de ser un acto avalado por Dios. No obstante, aun suponiendo (como me parece más probable) que la instrucción de Moisés lleve consigo la aprobación de Dios, no creo que sea tan problemática como podría parecer a primera vista. O’Connor cree que este texto da permiso a los soldados hebreos para violar a los cautivos de guerra madianitas. Tal interpretación, sin embargo, iría en contra de toda la clara legislación moral sobre las relaciones sexuales que tenemos en la Biblia hebrea. Por ejemplo, en Deuteronomio 22:23-27:
23 Si en una ciudad un hombre se encuentra casualmente con una joven virgen ya comprometida para casarse y se acuesta con ella, 24 llevarán a ambos a la puerta de la ciudad y los apedrearán hasta matarlos; a la joven, por no gritar pidiendo ayuda a los de la ciudad, y al hombre, por deshonrar a la prometida de su prójimo. Así erradicarás el mal que haya en medio de ti. 25 Pero si un hombre se encuentra en el campo con una joven comprometida para casarse y la viola, solo morirá el hombre que forzó a la joven a acostarse con él. 26 A ella no le harás nada, pues ella no cometió ningún pecado que merezca la muerte. Este caso es como el de quien ataca y mata a su prójimo: 27 el hombre encontró a la joven en el campo y, aunque ella hubiera gritado, no habría habido quien la rescatara. (Deuteronomio 22:23-27 NVI énfasis añadido).
Según este texto, el delito de violación es tan grave que se castiga con la muerte. Si la mujer no gritaba pidiendo ayuda cuando estaba en la ciudad y podía ser oída, la ley judía consideraba la situación como sexo consentido y no como violación, ya que la mujer podía haber gritado para que alguien la rescatara pero no lo hizo. Por lo tanto, ambas partes eran culpables. Sin embargo, si la agresión sexual tenía lugar en una zona rural, donde la mujer no tenía ninguna posibilidad de ser oída, la ley judía concedía a la mujer el beneficio de la duda y no debía ser considerada culpable.
¿Qué hay de los prisioneros de guerra?
Se podría objetar aquí que las mujeres capturadas en la guerra no gozaban de los mismos derechos que las mujeres pertenecientes al pueblo de Israel, por lo que esta consideración ofrece poca ayuda con respecto al texto de nuestro estudio. Sin embargo, el capítulo anterior del Deuteronomio se refiere a los derechos de las mujeres capturadas en guerra (Deut 21:10-14):
Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y el Señor tu Dios los entregue en tus manos y los hagas prisioneros, 11 si ves entre las cautivas alguna mujer hermosa que te atraiga, podrás tomarla por esposa. 12 La llevarás a tu casa y harás que se rape la cabeza, se corte las uñas 13 y se deshaga de su ropa de cautiva. Después de que haya vivido en tu casa y guardado luto por su padre y su madre durante todo un mes, podrás unirte a ella y serán marido y mujer. 14 Pero si no resulta de tu agrado, la dejarás ir adonde ella lo desee. No deberás venderla ni tratarla como esclava, puesto que la habrás deshonrado. (Deuteronomio 21:10-14 énfasis añadido).
Por lo tanto, aunque a los soldados hebreos se les permitía casarse con mujeres cautivas de guerra, no se les permitía violarlas ni tratarlas como esclavas. La mujer también debía tener un mes para llorar la pérdida de sus parientes antes de casarse. Daniel Block señala: “Esta cuarentena de un mes expresa respeto por los lazos de la mujer con su familia de origen y por su propia salud psicológica y emocional, amortiguando el choque de verse separada de su propia familia”[i].
De hecho, como comenta John Wenham, “en un mundo en el que hay guerras y, por tanto, prisioneros de guerra, tales normas establecen de hecho un elevado estándar de conducta”[ii] Además, al pasar a formar parte del pueblo de Israel (y poseer pleno estatus como esposa), las mujeres serían liberadas de la idolatría pagana y expuestas en su lugar a la religión israelita relacionada con el Dios verdadero, teniendo así la oportunidad de alcanzar la salvación.
El contexto de la guerra
También es importante tener en cuenta el contexto histórico de la guerra contra los madianitas al evaluar nuestro texto. Números 31:16 indica que las mujeres madianitas “fueron ellas las que, aconsejadas por Balán, hicieron que los israelitas traicionaran al Señor en Baal Peor! Por eso una plaga hirió de muerte al pueblo del Señor”. Esto es una alusión a Números 25:1-9, en el que leemos de una ocasión en la que los madianitas idearon un complot para atraer a Israel al culto pagano que implicaba hacer sacrificios a Baal y sexo ritual. Según Moisés, las mujeres madianitas estaban entre las que “hicieron que los israelitas traicionaran al Señor” (Num 31:16). Así, las mujeres a las que se les permitía vivir y casarse en Israel (es decir, las que no habían conocido a algún hombre acostándose con él) eran presumiblemente las que no habían participado en seducir a los hombres de Israel a la impureza sexual.
Lo que no dice el texto
Otra consideración, a menudo pasada por alto en las discusiones sobre nuestro texto, es que no se nos informa de lo que ocurrió con las jóvenes que fueron llevadas al campamento israelita pero que no deseaban casarse con los hombres que acababan de masacrar a sus parientes. Podemos suponer que fueron obligadas a hacerlo de todos modos, pero también podemos suponer que se les permitió ser útiles como vírgenes hasta que se presentara alguien más adecuado. Esto simplemente no se afirma o ni siquiera se insinúa en el texto. Por lo tanto, si había mujeres que se mostraban reacias a casarse con un soldado israelita interesado, simplemente no sabemos lo que ocurrió. Además, aunque en ocasiones ocurriera algo malo -y no hay razón para negar que a veces pudiera haber ocurrido-, no es algo que se nos diga que se hizo por orden de Dios.
En conclusión, aunque Números 31:13-18 es sin duda un texto difícil, especialmente desde el punto de vista de nuestra cultura occidental del siglo XXI, el texto se vuelve, tras una inspección más cercana, significativamente menos problemático de lo que parece a primera vista. El Pentateuco describe los derechos de las mujeres cautivas de guerra, y no se les permitía ser tratadas como esclavas o como objetos sexuales. El Pentateuco también tiene una visión muy negativa de la violación. Lo más probable es que las mujeres que fueron perdonadas, no estuvieron implicadas en incitar a Israel a la impureza sexual durante el incidente de Peor. Por último, el texto no nos informa de los arreglos que se hacían con las mujeres que no deseaban casarse con un soldado israelita interesado, por lo que cualquier sugerencia de lo que pudo haber ocurrido es mera conjetura.
Notas a pie de página:
[i] Daniel I. Block, The NIV Application Commentary: Deuteronomy (Comentario de aplicación: Deuteronomio), ed. Terry Muck (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2012), 496
[ii] John W. Wenham, The Goodness of God (La bondad de Dios) (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1974), 96.
Recursos recomendados en Español:
Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek
Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek
El Dr. McLatchie es escritor cristiano, conferenciante internacional y polemista. Tiene una licenciatura (con honores) en biología forense, un máster (M.Res) en biología evolutiva, un segundo máster en biociencia médica y molecular y un doctorado en biología evolutiva. Actualmente es profesor adjunto de biología en el Sattler College de Boston, Massachusetts. El Dr. McLatchie colabora con varios sitios web de apologética (Apologetics-Academy.org), un ministerio que pretende equipar y formar a los cristianos para que defiendan la fe de forma persuasiva mediante seminarios en línea periódicos, así como ayudar a los cristianos que se enfrentan a dudas. El Dr. McLatchie ha participado en más de treinta debates moderados en todo el mundo con representantes del ateísmo, el islam y otras perspectivas alternativas del mundo. Ha dado conferencias internacionales en Europa, Norteamérica y Sucáfrica para promover una fe cristiana inteligente, reflexiva y basada en pruebas.
Traducido por Mónica Pirateque
Editado por Yatniel Vega
Fuente Original del Blog: https://bit.ly/3M3kZPM