El Carácter Importa

Por Annie Brown

El carácter y la moralidad a menudo se entrecruzan en sus definiciones. Incluso para los no cristianos, todas las personas recibimos una brújula moral desde el momento de nuestro nacimiento. Como portadores de la imagen de Dios, una persona es capaz de distinguir el bien del mal. Aunque estas cuestiones se han declarado más subjetivas con el tiempo, el asesinato sigue siendo considerado detestable por la gran mayoría. Robar es considerado un delito por la mayoría de los ciudadanos respetuosos de la ley. Hay señales evidentes que aluden positiva o negativamente al carácter de una persona.

El carácter, definido por el mundo, suele basarse en lo que se hace más que en lo que se cree. Una persona se considera moralmente buena por las cosas que hace por sí misma o por otra persona. Por ejemplo, hacer donaciones a múltiples organizaciones benéficas y trabajar como voluntario en un albergue para personas sin hogar puede hacer creer a alguien que es una persona maravillosa. Aunque estas cosas son ciertamente beneficiosas, no ganan por sí mismas el favor de Dios.

El carácter bíblico se logra a través de una relación con Cristo. Su ley escrita en nuestros corazones es la manera en que determinamos lo que es verdaderamente bueno, correcto y puro. Caminamos en la moralidad auténtica porque caminamos con el Señor. Nuestro máximo ejemplo de perfección moral es sólo Cristo. Habiendo vivido irreprensiblemente y sin pecado alguno, Él es nuestro ejemplo perfecto. Al creer en Jesús, experimentamos verdadera libertad y alivio al saber que la salvación no se basa en obras. La salvación es un regalo. Se nos otorga en la gracia y el perdón de Jesús.

El carácter se gana y se mantiene a través de la obediencia adorativa. La obediencia es una postura del corazón. Si el motivo de uno no se alinea con los propósitos del Señor, la obediencia es inauténtica. Un pequeño ejemplo puede ser leer la Biblia. Si hacerlo es simplemente un punto de la lista de tareas de nuestra rutina matutina, estamos operando con una mentalidad dañina basada en obras que limita nuestra visión del amor de Dios por nosotros. En el libro Manso y Humilde (2020), el autor Gavin Ortlund afirma: “Pecamos, no sólo en el pasado sino en el presente, y no sólo por nuestra desobediencia sino por nuestra obediencia ‘de obras’…”. Nos resistimos perversamente a dejar que Cristo nos ame” (pág. 186). 

Una vez escuché a alguien decir que se sentía confiado en su seguridad eterna debido a su récord de asistencia a la iglesia y a su historial de generosidad financiera. En ese momento, yo no era lo suficientemente maduro espiritualmente para redirigir amablemente esta forma dañina de pensar. Ahora entiendo que si el carácter no tiene que ver con el corazón de Dios, no tiene sentido.

Como se mencionó anteriormente, somos testigos de un hermoso  carácter a través de los muchos atributos de nuestro Señor. Él es inherentemente todo lo que nosotros no somos. Es perfecto en amor, justicia, poder, soberanía, gracia, autoridad, perdón, misericordia, bondad, paciencia y mucho más. El carácter de Dios es nuestro consuelo. Cuando nos deleitamos y aceptamos quién es Él, nuestras vidas empiezan a ser completamente diferentes. No es algo que logremos con nuestras fuerzas, sino con nuestra sumisión. Cuando nos sometemos humildemente a Dios, somos transformados. Nada bueno dentro de nosotros puede existir o existirá fuera de la persona de Cristo. Aunque podamos hacer cosas aparentemente buenas, la verdadera bondad se obtiene sólo cuando el Espíritu Santo obra en nosotros y a través de nosotros diariamente.

Cuando nos acercamos a la Palabra de Dios, nuestra intención debería ser descubrir más sobre quién es Él. Muchas veces, buscamos en las Escrituras respuestas sobre nuestra vida e identidad. La Biblia es acerca de quién es Dios. Sin embargo, al conocerlo, empezamos a entender mejor quiénes somos y el propósito que se nos ha dado. Como dice A.W. Tozer en El conocimiento del Dios Santo (Knowledge of the Holy”: “Lo que viene a nuestra mente cuando pensamos en Dios es lo más importante de nosotros” (pág. 1).

Los evangelios son de testigos presenciales del ministerio de Cristo en la tierra. Aprendemos de sus parábolas, sus milagros, y finalmente, de su ejemplo. A menudo reflexiono sobre el mensaje más largo que Jesús predicó, el Sermón del monte. Los capítulos cinco, seis y siete de Mateo abarcan muchos de los asuntos más importantes de la vida. Aunque cada lección tiene un peso y un valor tremendo, las Bienaventuranzas del capítulo cinco hablan directamente del carácter de cada uno. La palabra “bienaventurado” que precede a cada una de ellas es la palabra griega makarios, que puede traducirse como “feliz” en nuestro idioma. A lo largo de toda la Escritura, es evidente que nuestra humilde obediencia al Señor precede a su fiel bendición hacia nosotros. Es el carácter de Dios el que nos permite ser abundantemente bendecidos en nuestra depravación ante Él. Él suple nuestras necesidades según las riquezas de la gloria en Cristo Jesús. Su bendición es su corazón hacia nosotros.

Quizá la humildad sea la característica más importante de un creyente. Es desde nuestra humildad que podemos amar, servir, someternos y honrar tanto a Dios como a los demás con autenticidad. Sin el reconocimiento de nuestra nada fuera de Cristo, caminamos en un orgullo engañoso que obstaculiza nuestra obediencia. Sin embargo, al vaciarnos diariamente, estamos en la mejor posición para glorificar al Señor con la ayuda de su Espíritu Santo.

El carácter marcado por el fruto del Espíritu llega a medida que caminamos íntimamente con Él. La vocación cristiana y el carácter son mutuamente dependientes. El capítulo doce de Romanos dice que debemos resistirnos a conformarnos al mundo y ser transformados por la renovación de nuestra mente. Para servir a Jesús desde un lugar de madurez espiritual, integridad y autenticidad, debemos ser diferentes al mundo que nos rodea.

La cultura secular dice que la vocación se cumple en la medida de la riqueza y el conocimiento. Por el contrario, Juan 13:35 dice que el mundo conocerá a un discípulo por cómo ama. Además, 1 Corintios 13 nos recuerda que podemos obtener muchos dones y talentos espirituales, pero sin amor, todo ello carece de valor. No es lo que hacemos lo que le importa a Dios. Es lo que somos.

La vocación mutua de toda persona en el planeta tierra es glorificar al Señor. Existimos para adorar su nombre. Aunque muchos no lo hagan, es por eso que estamos aquí. El llamado específico en la vida de una persona se revela mejor al buscar a Jesús. Ya sea en los negocios, el desempeño, la creatividad, el pastoreo o la crianza de los hijos, nuestro llamado glorifica a Dios cuando operamos con un carácter semejante al de Cristo.

Cuando la gente mira tu vida, ¿qué es lo que ve? Nuestro carácter es visto positiva o negativamente por los demás cada día. Para el cristiano, hay mucho en juego. Si un pastor muy conocido predica un sermón extraordinario sobre la generosidad sólo para salir de la iglesia y dar unas monedas de propina a su camarera, puede que haya un defecto de carácter. Cómo tratamos a la gente importa. El amor en que operamos tiene todo el potencial para señalar a alguien a Jesús. Que nuestras vidas sean un reflejo del único que puede salvar y liberar. Que nunca pasemos desapercibidos, sino que destaquemos. El carácter llama cuando Cristo está en el centro de todo lo que hacemos.

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek recursos

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Annie Brown se ha unido a nosotros como Coordinadora de Contenidos trabajando con el equipo de La Verdad Importa. En este papel, Annie creará contenido escrito para edificar y equipar a los estudiantes laicos y programar los canales de contenido según sea necesario. Además de ser una estudiante en SES, Annie tiene una licenciatura en Familia y Desarrollo Infantil de la Universidad Liberty. «Estoy agradecida por la oportunidad de servir en el Equipo de La Verdad Que Importa en SES. Usar mi pasión de escribir para bendecir a otros en oración me emociona, y espero con ansias lo que el Señor tiene reservado.»

Traducido por Wendy Roda 

Editado por Yatniel Vega 

Fuente Original del Blog: https://bit.ly/3YABcno 

 

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