Muchos cristianos creen que la filosofía es una disciplina pagana practicada ya sea por los catedráticos de las torres de marfil o por los hippies de Starbucks. Esta creencia ha llevado a algunos a objetar en cuanto a la importancia de la filosofía, ya que creen que sólo un grupo relativamente pequeño puede hacerlo, o bien, que trata problemas tan misteriosos o abstractos que sería un desperdicio de tiempo. Muchos teólogos cristianos objetan que la filosofía está arraigada en el paganismo y por ello, no tiene lugar en la teología cristiana. Después de explicar de qué se trata la filosofía, debería quedar bien claro que estas objeciones no sólo son incorrectas, sino que la filosofía es inevitable.
‘Filosofía’ literalmente significa “amor (filo) por la sabiduría (sofía)”. Es la búsqueda del saber, la verdad y cómo vivir la buena (moral) vida. Existen varias ramas generales de la filosofía. Entre una de ellas, y la más fundamental, es la metafísica. La metafísica es el estudio del ser, o lo que significa el ser verdadero. Mientras que los biólogos estudian la vida en la medida en que las cosas van transcurriendo, los matemáticos estudian los seres según su número, y los físicos estudian los seres según su parte física o su movimiento; el metafísico estudia lo que significa el “ser” en general. Ellos hacen preguntas como: “¿Cuál es la diferencia entre Snoopy y el sabueso con el que uno puede salir a caminar?”. Otra rama de la filosofía es la epistemología, que es el estudio del conocimiento. Los epistemólogos hacen las siguientes preguntas: “¿Cómo se puede obtener el conocimiento?”, “¿Qué es el conocimiento?” y “¿Existe alguna diferencia entre el conocimiento y la creencia?” La filosofía moral busca saber lo que significa ser bueno en el sentido moral. ¿De dónde proviene la bondad, y qué hace que algo sea bueno? La lógica estudia el razonamiento correcto y los errores (falacias) que se hacen con frecuencia a la hora de esgrimir un argumento racional. La estética estudia la naturaleza de la belleza, y hace preguntas como: “¿Qué significa ser hermoso? ¿La belleza es objetiva?”. Y así, sucesivamente.
De estas categorías se desprenden una gran cantidad de campos filosóficos. La filosofía de la matemática trata la naturaleza de los números, y se pregunta si los números son reales (por ejemplo ¿el número 4 en verdad existe?). En otras palabras, trata con la naturaleza de la matemática. La filosofía de la ciencia trata la naturaleza de la ciencia. La filosofía de la historia trata la naturaleza de la historia y del conocimiento histórico. Mi área es la filosofía de la religión, la cual trata los temas como la existencia de Dios y su naturaleza, cómo hablamos de Él, el problema del mal y la naturaleza de los milagros.
Cuando dices algo que pretende ser verdad, estás hablando sobre la realidad y que afirmas saber algo al respecto. También estás haciendo una afirmación lógica. Además, estás asumiendo (explícita o implícitamente) una cierta perspectiva de cómo funciona el lenguaje (filosofía del lenguaje). Incluso cuando estás hablando del árbol de tu jardín del frente, estás diciendo algo sobre la existencia del árbol y de la naturaleza. No estoy diciendo que todos son “filósofos” en el estricto sentido académico. Lo que estoy diciendo, es que no es posible hacer afirmaciones acerca del mundo, de Dios o de la Biblia sin tomar posiciones filosóficas, sin importar si las conoces o no.
Lo mismo es cierto en cuanto a la teología y al estudio/interpretación de la Biblia. No podemos hacer afirmaciones teológicas sin usar la filosofía. Por ejemplo, cuando hablamos de que Jesús tomó una naturaleza humana, debemos entender lo que es una “naturaleza”. Ésta es una categoría filosófica. Cuando un erudito dice que los intérpretes bíblicos no pueden ser objetivos debido a sus prejuicios, se trata de una afirmación filosófica acerca de la naturaleza de la objetividad, el prejuicio, el que sabe y el proceso del saber.
Lejos de ser una práctica pagana, así es como Dios nos hizo. Él nos hizo seres racionales. Esto es lo que nos diferencia de otros animales. La filosofía es útil e inevitable. En vez de tratar de evitarla, debemos tratar de convertirnos en mejores filósofos, y adorar a Dios con nuestras mentes.
J. Brian Huffling, Doctor en Filosofía, tiene una licenciatura en Historia de la Universidad Lee, maestría (3 maestrías) en Apologética, Filosofía y Estudios Bíblicos del Seminario Evangélico del Sur (SES), y un doctorado en Filosofía de la Religión de SES. Es el Director del Programa de Doctorado y Profesor Asociado de Filosofía y Teología en SES. También imparte cursos para Apologia Online Academy. Anteriormente enseñó en el Instituto de Arte de Charlotte. Ha servido en la Infantería de Marina, la Armada y actualmente es capellán de reserva en la Fuerza Aérea en la Base Maxwell de la Fuerza Aérea. Sus pasatiempos incluyen el golf, la astronomía en el patio trasero, las artes marciales y la guitarra.
Blog Original: http://bit.ly/2EiStYA
Traducido por Natalia Armando
Editado por Malaquías Toro Vielma