Serie Defensa de la Resurrección: el Testimonio de las Mujeres

Por Brian Chilton

El mes de marzo ha sido designado mes de la Historia de la Mujer. A menudo se ha sugerido erróneamente que la Biblia es misógina en su descripción de la mujer. Aunque este artículo no puede combatir todas las afirmaciones de misoginia que se hacen contra las Escrituras, resulta irónico que fueran los primeros testimonios de mujeres, aquellos que los escépticos afirman que son desestimados en las Escrituras, los mismos que sugieren con fuerza la alta probabilidad histórica del acontecimiento de la resurrección. Este artículo examinará cuatro formas en que el testimonio temprano de las mujeres sirve como defensa de la historicidad de la resurrección de Jesús. Antes de hacerlo, veamos primero lo que dicen los Evangelios sobre el testimonio de las mujeres de que Jesús había resucitado.

“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María vinieron a ver el sepulcro. Y se produjo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendiendo del cielo, y acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestidura blanca como la nieve; Hablando el ángel, dijo a las mujeres: «Ustedes, no teman; porque yo sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, porque ha resucitado, tal como Él dijo. Vengan, vean el lugar donde estaba puesto. Vayan pronto, y digan a Sus discípulos que Él ha resucitado de entre los muertos; y Él va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán. Miren, se lo he dicho a ustedes». Y ellas, alejándose a toda prisa del sepulcro con temor y gran gozo, corrieron a dar las noticias a los discípulos. De repente Jesús les salió al encuentro, diciendo: «¡Saludos!». Y ellas, acercándose, abrazaron Sus pies y lo adoraron. Entonces Jesús les dijo*: «No teman. Vayan, avisen a Mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán»”.‭‭ (Mateo‬ ‭28‬:‭1‬-‭3‬, ‭5‬-‭10‬ ‭NBLA)

“Pasado el día de reposo, María Magdalena, María, la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungir el cuerpo de Jesús. Muy de mañana, el primer día de la semana, llegaron* al sepulcro cuando el sol ya había salido. Y se decían unas a otras: «¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?». Cuando levantaron los ojos, vieron que la piedra, aunque era sumamente grande, había sido removida. Entrando en el sepulcro, vieron* a un joven sentado al lado derecho, vestido con ropaje blanco; y ellas se asustaron. Pero él les dijo*: «No se asusten; ustedes buscan a Jesús el Nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; miren el lugar donde lo pusieron. Pero vayan, digan a Sus discípulos y a Pedro: “Él va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán, tal como les dijo” ». Y saliendo ellas, huyeron del sepulcro, porque un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas; y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo”. ‭‭(Marcos‬ ‭16‬:‭1‬-‭8‬ ‭NBLA‬‬)

“Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado. Encontraron que la piedra había sido removida del sepulcro, y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes. Estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense cómo les habló cuando estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar». Entonces ellas se acordaron de Sus palabras, y regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los once apóstoles y a todos los demás. Eran María Magdalena y Juana y María, la madre de Jacobo. También las demás mujeres con ellas decían estas cosas a los apóstoles. A ellos estas palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron. Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Inclinándose para mirar adentro, vio* solo las envolturas de lino, y se fue a su casa maravillado de lo que había acontecido”. (‭‭Lucas‬ ‭24‬:‭1‬-‭12‬ ‭NBLA‬)

“El primer día de la semana María Magdalena fue* temprano al sepulcro, cuando todavía estaba* oscuro, y vio* que la piedra ya había sido quitada del sepulcro. Entonces corrió* y fue* adonde estaban Simón Pedro y el otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo*: «Se han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo, y fueron hacia el sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro; e inclinándose para mirar adentro, vio* las envolturas de lino puestas allí, pero no entró. Entonces llegó* también Simón Pedro tras él, entró al sepulcro, y vio* las envolturas de lino puestas allí, y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con las envolturas de lino, sino enrollado en un lugar aparte. También entró el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. Porque todavía no habían entendido la Escritura de que Jesús debía resucitar de entre los muertos. Los discípulos entonces se fueron de nuevo a sus casas. Pero María estaba fuera, llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó y miró dentro del sepulcro; y vio* dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. «Mujer, ¿por qué lloras?», le preguntaron*. «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto», les contestó* ella. Al decir esto, se volvió y vio* a Jesús que estaba allí, pero no sabía que era Jesús. «Mujer, ¿por qué lloras?», le dijo* Jesús. «¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo*: «Señor, si usted lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo me lo llevaré». «¡María!», le dijo* Jesús. Ella, volviéndose, le dijo* en hebreo: «¡Raboní!» (que quiere decir Maestro). Jesús le dijo*: «Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a Mis hermanos, y diles: “Subo a Mi Padre y Padre de ustedes, a Mi Dios y Dios de ustedes” ». María Magdalena fue* y anunció a los discípulos: «¡He visto al Señor!», y que Él le había dicho estas cosas”. (‭‭Juan‬ ‭20‬:‭1‬-‭18‬ ‭NBLA‬‬)

El testimonio temprano de las mujeres postula que la historia no fue inventada.

El testimonio de una mujer no tenía mucho peso en un tribunal antiguo. Esto no quiere decir que una mujer no tuviera importancia en un tribunal. Sin embargo, si el testimonio de una mujer contradecía el testimonio de un hombre, éste era generalmente aceptado a menos que dos mujeres testificaran contra el hombre. Incluso entonces, no había garantía de que se aceptara el testimonio de la mujer (véase m. Ned. 11:10). En la tradición rabínica – no en la ley de Dios – una mujer no podía participar en la lectura de la Torá en la sinagoga. Ni siquiera se le permitía citar el Shemá, el mayor mandamiento que se encuentra en Deut. 6:5 (Ber. 3:3). Sin embargo, fueron las mujeres las primeras en ver a Jesús resucitado.

Irónicamente, el testimonio de las mujeres sobre la resurrección fué omitido en el credo de 1 Corintios 15:3-9. Thomas Oden sostiene que, puesto que el testimonio de las mujeres no estaba permitido en el tribunal oficial, el credo se acortó deliberadamente para ofrecer las mejores pruebas de la fe cristiana (Oden, Word of Life, 497-498). Si ese es el caso, entonces ¿por qué se incluyó su testimonio en las biografías de Jesús? La respuesta: ¡Porque era cierto! El testimonio de las mujeres es bastante extraño si no fuera un hecho genuino. Si uno fuera a inventar una historia en el primer siglo, los primeros testigos ciertamente no serían mujeres. Habrían sido las últimas consideradas para tal papel. El gran amor de Jesús por sus discípulas se manifiesta en su decisión de revelarles primero a ellas, el acontecimiento de la resurrección – el mayor milagro de la historia.

El hecho de que las mujeres fueran las primeras testigos de la resurrección proporciona varios factores vergonzosos a tener en cuenta. Históricamente, los detalles bochornosos autentican la veracidad de una historia. Una persona no expondrá voluntariamente cosas que avergüencen intencionadamente a sus autores o principales embajadores. Sin embargo, cuando se trata de la historia de la resurrección, los discípulos varones se sintieron avergonzados por el testimonio de las mujeres en múltiples frentes. En primer lugar, los discípulos varones se avergonzaron de la devoción de las mujeres. Ninguno de los discípulos varones ofreció a Jesús un entierro apropiado. Fueron las discípulas las que se encargaron de ungir el cuerpo de Jesús. En los apresurados acontecimientos del Viernes Santo, el cuerpo de Jesús fue llevado precipitadamente a la tumba y no se le dio un entierro judío apropiado. Esto era inaceptable en el judaísmo antiguo. ¿Dónde estaban los hombres? Al acercarse al sepulcro, las mujeres estaban preocupadas por la forma de entrar, ya que la piedra era muy grande y no había ningún hombre con ellas. ¿Todavía dormían los hombres? Como sabes cualquiera que haya crecido en la iglesia, si no fuera por las mujeres, nada se lograría.

En segundo lugar, los discípulos varones se sentían avergonzados de que las mujeres fueran las primeras embajadoras de la resurrección. Las mujeres fueron esencialmente las primeras evangelizadoras del mensaje de la resurrección. Jesús les dijo que les contaran a los discípulos de su aparición (Juan 20:17).

En tercer lugar, y aquí se pone peor, una mujer con un pasado turbio fué designada como la primera testigo de la resurrección. Algunos han postulado a lo largo de los siglos que María Magdalena era una prostituta. En 591 d.C., el Papa Gregorio Magno enseñó: «Aquella a la que Lucas llama la mujer pecadora, a la que Juan llama María [de Betania], creemos que es la María de la que fueron expulsados siete demonios según Marcos». Contrariamente a Gregorio Magno, no hay pruebas bíblicas que sugieran que María fuera esa pecadora prostituta. Sin embargo, los Evangelios sí señalan que María Magdalena había estado poseída por siete demonios hasta que Jesús los expulsó (Lucas 8:1-3). Así que, ¡espera! ¿Una mujer que había sido poseída por siete demonios – una indicación de la severidad de su posesión – fue elegida como la primera testigo? Esto no tiene ningún sentido a menos que fuera cierto. Si una persona fuera a inventar una historia, María Magdalena sería la ÚLTIMA persona que uno escogería como testigo principal de la historia.

El tercer punto es sencillo. Históricamente hablando, cuantas más fuentes se encuentren para un acontecimiento, mayor es la probabilidad de que el acontecimiento en cuestión ocurriera. El testimonio temprano de las mujeres se encuentra en los cuatro Evangelios. Independientemente de cómo se trate la cuestión del relato entre los escritores de los Evangelios, estos son independientes, como se puede observar por las diferencias en su presentación. Todos los Evangelios sirven como cuatro fuentes independientes. Esto es profundo, dada la ausencia de mujeres en 1 Corintios 15:3-9. Es indeciblemente absurdo inventar a las mujeres como las primeras testigos y luego incluirlas en las cuatro biografías de Jesús a menos que se encontrara alguna base histórica en el relato. Los hechos especificados de las mujeres como testigos oculares constituyen un sólido argumento histórico a favor de su autenticidad, lo que verifica aún más la legitimidad del acontecimiento de la resurrección.

Aunque este artículo se ha centrado en la validación histórica del acontecimiento de la resurrección, no se puede pasar por alto la gran importancia que Jesús concedió a sus discípulas. Jesús fue revolucionario en su consideración a las mujeres. Debido al valor que les concedía, sus discípulas desempeñaron un papel importante en el ministerio inicial de la Iglesia (Eckman, ECH, 14). Las mujeres se encontraban entre sus primeros contribuyentes financieros (Lucas 8:3). Para asombro de todos los presentes, Jesús permitió que María se sentara a sus pies, un honor que la mayoría de los rabinos sólo concedían a los hombres (Lucas 10:39). Aunque a las mujeres no se les permitía leer la Torá en la sinagoga, sí estaban presentes en el aposento alto cuando se derramó el Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2:1-4). Jesús no sólo valoraba mucho a las mujeres, sino que concedió a algunas de sus seguidoras, el mayor honor imaginable: ¡fueron las primeras testigos de Jesús resucitado!

Conclusión: Norman Geisler lo dice mejor que nadie: «Es un signo inequívoco de la autenticidad del registro que, en una cultura dominada por los hombres, Jesús se apareciera por primera vez a una mujer» (Geisler, «Resurrection, Evidence For», BEOCA, 651). La Iglesia ha fallado a menudo a la hora de conceder a las mujeres el valor que Jesús les otorga. Sin embargo, el testimonio de las mujeres es una prueba fehaciente de que Jesús salió vivo de la tumba el Domingo de Resurrección. Los individuos más improbables de tener valor en el primer siglo se encontraron como los embajadores del mensaje más grande jamás dado. Jesús había resucitado, y el Jesús resucitado eligió revelar esta nueva verdad radical a aquellos que a menudo habían sido desatendidos y considerados sin importancia. ¿No es así Jesús? ¿Debíamos esperar otra cosa?

Eckman, James P. Exploring Church History. (Explorando la Historia de la Iglesia) Wheaton, IL: Crossway, 2002

Geisler, Norman L. Resurrection, Evidence For. (Resurrección, evidencia de) Baker Encyclopedia of Christian Apologetics. Baker Reference Library. Grand Rapids, MI: Baker Books, 1999.

Mishnah Berakhot 3:3 (sefaria.org).

Oden, Thomas C. The Word of Life: Systematic Theology. Volume Two. San Francisco, CA: HarperSanFrancisco, 1992.

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek recursos


Brian G. Chilton obtuvo su doctorado en Teología y Apologética en la Liberty University (con alta distinción). Es el presentador de The Bellator Christi Podcast y el fundador de Bellator Christi. Brian recibió su Maestría en Divinidad en Teología de la Universidad Liberty (con alta distinción); su Licenciatura en Ciencias en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); obtuvo un Certificado en Apologética Cristiana de la Universidad de Biola, y planea realizar estudios filosóficos en un futuro próximo. También está matriculado en Educación Pastoral Clínica para aprender mejor cómo capacitar a los que le rodean. Brian es miembro de la Sociedad Teológica Evangélica y de la Sociedad Filosófica Evangélica. Brian ha servido en el ministerio durante más de 20 años y actualmente sirve como capellán clínico de hospicio, así como pastor.

Traducido por Yatniel Vega

Editado por Mónica Pirateque

Fuente Original del Blog: https://cutt.ly/DxUkzVC

 

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