Por Natasha Crain
Mi blog y podcast han estado en pausa porque estaba terminando de escribir mi nuevo libro, Faithfully Different: Regaining Biblical Clarity in a Secular Culture (Fielmente Diferente: Recuperando la claridad bíblica en una cultura secular).
Faithfully Different trata del hecho de que los cristianos con una cosmovisión bíblica en estos días son una minoría en Norteamérica y cómo la cosmovisión secular que nos rodea está poniendo mayor presión sobre lo que creemos, cómo pensamos, y cómo vivimos. Lo escribí para ayudar a los cristianos a tener una mayor claridad para comprender las diferencias fundamentales entre la cosmovisión secular y la bíblica, tanto para fortalecer nuestra fe como para nuestra habilidad de ser sal y luz para otros. ¡Estoy muy emocionada de compartirlo contigo! Faithfully Different sale a la venta en febrero y estaré anunciando aquí los detalles para la preventa en las siguientes semanas.
Al leer esto, te estarás preguntando si en verdad los cristianos son una “minoría” en Norteamérica. Hablo de esto con amplitud en el primer capítulo, pero aquí está la conclusión. Alrededor del 65 por ciento de los norteamericanos se autoidentifican como cristianos —ciertamente no son minoría. Pero cuando los investigadores hacen preguntas específicas sobre creencias y comportamientos, alrededor del 10 por ciento de los norteamericanos tienen lo que se consideraría una “cosmovisión bíblica” (sostienen creencias básicas consistentes con la fe cristiana histórica y muestran un comportamiento consecuente). Además, los investigadores han encontrado que aquellos que tienen una cosmovisión bíblica no solamente son una minoría en Norteamérica, también son una minoría en la iglesia.
Ahora bien, hay muchos grupos minoritarios que no son relevantes para las personas. Estoy segura que hay unos cuantos que, por ejemplo, comen pepinillos todas las mañanas en el desayuno. A nadie le importa. Pero está claro para los cristianos que tienen una cosmovisión bíblica que a la cultura secular sí le importa nuestra existencia… porque odia todo lo que representamos.
En un sentido muy real, somos vistos cada vez más como una facción pequeña y extremista de la sociedad.
Entendiendo el “Extremismo” cristiano
Lee o escucha cualquier medio de comunicación popular que hable sobre los “cristianos conservadores” e inmediatamente sabrás por el tono de ese término que no está siendo usado como una descripción neutral. Ahora es ofensivo y está acompañado de un movimiento de cabeza y ojos entre la cultura supuestamente más ilustrada. (Nota que necesariamente no estoy hablando de conservadores en un sentido político; en el uso secular “conservador” es una etiqueta genérica que hace referencia a los cristianos que no están de acuerdo con las visiones seculares populares. Es común una correlación política, pero no es exclusivamente eso.)
La implicación es que somos esa gente —los rebeldes que no acompañan al resto de la sociedad hacia donde desea ir. Somos vistos como un obstáculo a lo que culturalmente se ha definido como progreso debido a lo diferentes que son nuestras visiones en comparación a la corriente secular popular de estos días.
El resultado es que ahora los secularistas nos ven con varios grados de indignación. Aunque suene raro para muchos cristianos, nosotros somos los nuevos extremistas —un grupo minoritario cuya visión es considerada como 1) fundamentalmente diferente de la visión “promedio” de la cultura secular y 2) preocupante para el resto de la sociedad.
Cuando percibes que la cultura nos ve de esta manera, puede parecer bastante bizarro. Después de todo, el cristianismo ha sido la religión de mayor influencia en Norteamérica durante los últimos 400 años, pero ahora ¿es extremista (y preocupante) creer que la Biblia es la Palabra de Dios?
Si bien no hay razón alguna para estar de acuerdo con los secularistas sobre lo preocupante que son nuestros puntos de vista, hay muchas razones para estar de acuerdo que nuestra cosmovisión es extremadamente diferente en comparación a la cosmovisión dominante secular que hoy tiene la cultura. Ciertamente somos “extremistas” en ese sentido —y deberíamos aceptar gustosamente ese hecho si es que hemos entendido completamente la naturaleza de la cosmovisión bíblica.
Específicamente, somos extremistas en tres áreas principales.
En primer lugar, somos extremistas en nuestra fuente de autoridad
La diferencia fundamental entre los que tienen una cosmovisión bíblica y los que tienen una secular es la fuente de autoridad. Cada persona, como parte de su cosmovisión, tiene una autoridad máxima a la que creen que dice la verdad cuando habla acerca del mundo y cuál es la manera correcta de actuar en él. Para los cristianos con una cosmovisión bíblica, esa fuente de autoridad es Dios, y creemos que Él ha revelado estas verdades en la Biblia.
En el secularismo, la fuente de autoridad de la persona es el propio ser, el secularismo no es lo que queda cuando simplemente quitas lo que se conoce como creencias religiosas de la persona en su cosmovisión. Cuando desechas la autoridad de Dios, no te quedas sin autoridad —te quedas con la autoridad sobre tí mismo.
Esta diferencia en autoridad la encontramos en la raíz de casi cada una de las diferencias entre la cosmovisión bíblica y la secular.
Cuando para la gran mayoría la autoridad para la verdad son ellos mismos, no debe ser sorprendente que los cristianos lleguen a conclusiones muy diferentes en cuanto a la naturaleza de la realidad a las que la cultura llegará. Aún la frase “La Biblia dice…” con el supuesto que lo que sigue es la verdad objetiva que sobrepasa la opinión personal es extremo en comparación con la actual visión promedio donde lo individual gobierna de forma suprema.
Y para aquellos que consideran que la Biblia es solo la memoria escrita de los pensamientos que ha tenido el hombre acerca de Dios (y nada más), tal extremismo es preocupante. ¿Cómo los cristianos pueden ser obligados a seguir las nuevas normas sociales si ellos no ven la verdad como algo sujeto al cambio? Con los compañeros secularistas cuyos sentimientos determinan lo que es la verdad, la sociedad puede “progresar” a través del tire y afloje del consenso popular cambiante. ¿Pero y los cristianos quienes creen que tienen una autoridad que no cambia con el tiempo? Esa es una barrera exasperante que indigna a los secularistas.
En segundo lugar, somos extremistas en nuestra comprensión de moralidad.
Del primer punto se deduce que los cristianos con una cosmovisión bíblica van a tener grandes diferencias con los secularistas en lo que se refiere a moralidad.
Para aquellos cuya autoridad es Dios y creen que Él se ha revelado y dado a conocer Su voluntad en la Biblia, la Biblia tendrá la última palabra para calificar lo que es correcto o incorrecto… sin importar lo que pensemos, sin importar lo que cualquiera piense, y sin importar lo que la sociedad piense. Desde una perspectiva secular, ¡Qué visión tan obstinada!
Cuando tu autoridad eres tú mismo, no existe una base objetiva para definir la moralidad para todas las personas. En esencia, cada persona es su propio Dios. Lo que es correcto o incorrecto no depende de lo que otro haya dicho —sea o no Dios— depende de lo que tú hayas dicho.
¡Pero espera! ¿Eso no implicaría que los secularistas deberían aceptar la perspectiva cristiana de la moralidad como otra perspectiva válida?
Absolutamente.
Pero no lo hacen. Y ahí es donde los secularistas fallan en vivir de manera consistente con su propia cosmovisión basada en la autoridad de uno mismo.
Si ellos fueran consistentes, dirían esto: “Oigan, comprendemos que su perspectiva cristiana es tan válida como la de cualquier otro ya que cada individuo es su propia autoridad y no hay una base objetiva para afirmar que algo debe ser correcto o incorrecto para todas las personas. Pero algunos de nosotros tenemos una visión (llena el espacio en blanco) acerca de (llena el espacio en blanco), y ¡queremos tratar de convencerlos de que cambien de opinión! Pero si ustedes no desean cambiar, está bien, ya que la perspectiva de cada uno es igualmente válida. Que tengan un buen día.”
Pero en vez de eso, dicen esto: “La visión (llena el espacio en blanco) acerca de (llena el espacio en blanco) es la perspectiva objetivamente correcta para todas las personas, y si ustedes no están de acuerdo, ustedes están equivocados… y son malvados.”
Sin una base objetiva para la moralidad que venga de un legislador moral superior a los humanos, lo más cercano que los secularistas pueden tener como un patrón moral y que aplique a todas las personas es el consenso popular. Por eso es tan importante para la cultura secular impulsar continuamente sus perspectivas sobre la moralidad en cada posible canal —educación, medios de comunicación, entretenimiento, negocios, y otros. Mientras más personas se sumen a una determinada perspectiva moral, mayor consenso popular se logra, y más secularistas tienen un nuevo patrón estándar para decir lo que es correcto.
Pero una vez más, los cristianos con una cosmovisión bíblica no están sujetos a esos cambios. No importa cuán popular sea una nueva idea de moralidad, si entra en conflicto con lo que los cristianos creen que Dios mismo ha dicho, el consenso popular no se volverá nuestro nuevo estándar. Y esa perspectiva “extrema” en relación con la cultura promedio es inmensamente frustrante para los no creyentes.
Tercero, somos extremistas por creer que el juicio puede ser objetivamente válido.
Este punto se deriva de los dos anteriores. Porque los cristianos ven a Dios y Su palabra como la fuente de autoridad para sus vidas, y porque las perspectivas sobre la moralidad son una consecuencia de esas creencias, los cristianos creen que el juicio en asuntos de la verdad pueden ser objetivamente válidos —y no solamente una opinión.
En Faithfully Different (Fielmente Diferente), describo los principios de la cosmovisión secular de esta manera: Los sentimientos son la guía principal, la felicidad es la meta principal, juzgar es el pecado principal, y Dios es la principal imaginación. Juzgar es el más grande pecado en el secularismo porque cuando los sentimientos son tu guía y la felicidad es tu meta, nadie tiene la facultad o el derecho de decirte lo que solamente tú puedes saber (cómo te sientes y qué te hace más feliz). Desde la cosmovisión donde la autoridad es uno mismo, es absurdo e insultante que alguien más venga a observar el trayecto de vida de otra persona, y afirme que conoce más que ella cómo debe o no debe vivir.
Pero eso implica que no hay un Dios que haya otorgado una fuente de información confiable y autoritativa.
Desde una cosmovisión bíblica, Dios ha otorgado eso en la Biblia. Y si el Dios del universo nos ha dicho lo que es verdad sobre la realidad, no es absurdo ni ofensivo compartir lo que Él ha dicho —literalmente es la única cosa razonable por hacer dado que el Dios que creó todo seguramente sabe más que cualquier humano.
Jesús nunca dijo que el mundo nos comprendería. En gran medida, esto es de esperarse de las perspectivas culturales seculares. Lo que más me preocupa es cuando los cristianos no comprenden cuán extremadamente diferente debe ser la cosmovisión bíblica de la secular. En muchos sentidos, los secularistas que piensan que aquellos con una cosmovisión bíblica son extremistas en relación con el promedio de la sociedad entienden esto más que los autonombrados cristianos que solamente ven diferencias mínimas.
Cuando en verdad tenemos una cosmovisión bíblica, deberíamos entender que en verdad somos “extremistas” para la cultura de hoy en día… y aceptarlo. No solamente está bien ser extremista en esto, es hermoso —-porque es lo que Dios mismo nos llama a ser.
Recursos recomendados en Español:
Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek
Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek
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Natasha Crain es una bloguera, autora, y oradora nacional quien se apasiona por equipar a los padres cristianos para que críen a sus hijos con un entendimiento de cómo hacer un caso y defender su fe en medio del creciente mundo secular. Ella es la autora de dos libros de apologética para padres: Talking with Your Kids about God (2017) y Keeping Your Kids on God’s Side (2016). Natasha tiene una MBA (Maestría en Administración de Negocios) en mercadeo y estadística de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) y certificada en Apologética Cristiana en la Universidad Biola. Trabajó como ejecutivo de mercadeo y profesor adjunto, vive en el Sur de California con su esposo y tres hijos.
Blog Original: https://bit.ly/3iTHIzc
Traducido por Gustavo Camarillo
Editado por Elenita Romero