¿Cómo obtuvimos nuestra Biblia?

Por Ryan Leasure

Este artículo es el primero de una serie de nueve, los cuales explicarán la historia de cómo obtuvimos nuestra Biblia. Es decir, la Biblia no cayó del cielo a nuestras manos. Más bien, la Biblia es el resultado de un largo proceso que comienza en la mente de Dios y termina con nuestras modernas traducciones al inglés.

¿Cómo obtuvimos nuestra Biblia?

El proceso involucra la inspiración de textos, la recopilación de ciertos libros, el rechazo de otros, la copia de manuscritos, la evaluación de miles de manuscritos para recrear los originales tanto como sea posible, la traducción de los textos hebreos y griegos al inglés y la creación de traducciones legibles en nuestra lengua local moderna.

Como habrás podido adivinar, esta serie se ocupará de algunos de los temas más cruciales que rodean a la Biblia: temas como el canon, los apócrifos, los rollos del Mar Muerto, los evangelios pseudoepígrafos, la crítica textual, el movimiento Solo King James, y mucho más. Espero que me acompañes en este recorrido por la fascinante historia de la Biblia. Si aún no estás suscrito, haz clic en suscribirse, para recibir las actualizaciones de las futuras publicaciones.

Dicho esto, empezamos con la inspiración.

Inspiración Plenaria y Verbal

Pablo escribe: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17, LBLA). Cabe aquí destacar algunos conceptos.

Primero, la palabra griega “theopneustos”, traducida como “inspirada”, técnicamente significa “exhalado, respirado por Dios, inspirado por Dios”, por lo cual Pablo dice que Dios “exhala” más que “inspira” el texto. En otras palabras, él es la fuente detrás de toda la Escritura.

En segundo lugar, observe que Dios inspira la Escritura, no los propios autores. Esta distinción necesaria significa que la inspiración de Dios se extiende al producto final de la Escritura en sí, no a la vida cotidiana del autor humano. Es decir, los autores eran falibles mientras que la Escritura inspirada por Dios no lo era.

En tercer lugar, Pablo señala que TODA la Escritura es inspirada, no solo partes de ella. Algunos han enseñado erróneamente que la inspiración sólo abarca las partes que tienen que ver con la fe y la moral. Pero eso no es lo que escribe Pablo. Cuando el dice “toda”, incluye las conquistas cananeas, la burra que habla y el código Levítico.

Los autores bíblicos afirman la inspiración

Varias veces a lo largo del Antiguo Testamento, los autores reconocieron que estaban escribiendo las palabras de Dios. Considera estos ejemplos:

Entonces dijo el Señor a Moisés: Escribe esto en un libro para que sirva de memorial, y haz saber a Josué que yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo” (Éxodo 17:14).

Entonces extendió el Señor su mano y tocó mi boca. Y el Señor me dijo: He aquí, he puesto mis palabras en tu boca” (Jeremías 1:9).

Palabra del Señor que vino a Oseas, hijo de Beeri, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel” (Oseas 1:1).

En aquel día cinco del mes, en el quinto año del destierro del rey Joaquín, la palabra del Señor fue dirigida al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos junto al río Quebar; y allí vino sobre él la mano del Señor” (Ezequiel 1:2-3).

Además, los autores del Nuevo Testamento afirman la inspiración del Antiguo Testamento:

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo:”  (Mateo 1:22).

Hermanos, tenía que cumplirse la Escritura en que por boca de David el Espíritu Santo predijo acerca de Judas, el que se hizo guía de los que prendieron a Jesús” (Hechos 1:16).

David mismo dijo por el Espíritu Santo: «El Señor dijo a mi Señor: “siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”»” (Marcos 12:36).

Este último versículo fue citado por Jesús mismo. Es decir, Jesús afirmó la inspiración del Antiguo Testamento.

¿Y que del Nuevo Testamento?

Cuando Pablo escribe que “toda la Escritura es inspirada por Dios”, lo más probable es que se estaba refiriendo al Antiguo Testamento, ya que la palabra Escritura (“graphe”) se refiere al Antiguo Testamento cuando se utiliza en el Nuevo. También debemos recordar que cuando Pablo escribió esta carta, partes del Nuevo Testamento aún no habían sido escritas. ¿Se limitó entonces la inspiración al Antiguo Testamento? No, no fue así.

Observe cómo Pedro habla de las cartas de Pablo en 2 Pedro 3:15-16: “y considerad la paciencia de nuestro Señor como salvación, tal como os escribió también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le fue dada.  Asimismo en todas sus cartas habla en ellas de esto; en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes e inestables tuercen—como también tuercen el resto de las Escrituras—para su propia perdición”. Parece que Pedro equipara las cartas de Pablo con el Antiguo Testamento y les concede la misma autoridad.

1 Timoteo 5:18 es otro texto crucial sobre este asunto. Pablo escribe: “Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey cuando trilla, y: El obrero es digno de su salario”. Pablo cita  dos pasajes diferentes en este versículo y se refiere a ambos como Escritura. El primero se encuentra en Deuteronomio 25:4 y el segundo en Lucas 10:7. Lo que quiere decir que Pablo pensaba que el Evangelio de Lucas era Escritura así como lo es el Antiguo Testamento.

Incluso tenemos algunas pistas que sugieren que los apóstoles sabían que estaban escribiendo la Palabra de Dios. Pablo escribe en 1 Corintios 14:37, “Si alguno piensa que es profeta o espiritual, reconozca que lo que os escribo es mandamiento del Señor”. Adicionalmente Pablo declara en 1 Tesalonicenses 2:13, “Por esto también nosotros sin cesar damos gracias a Dios de que cuando recibisteis la palabra de Dios, que oísteis de nosotros la aceptasteis no como la palabra de hombres, sino como lo que realmente es, la palabra de Dios, la cual también hace su obra en vosotros los que creéis”.

Pedro también comenta: “para que recordéis las palabras dichas de antemano por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador declarado por vuestros apóstoles” 2 Pedro 3:2. Los apóstoles, entonces, creían que hablaban con autoridad de parte de Dios. Y podían hacerlo porque Jesús les prometió que el Espíritu Santo los guiaría en el proceso. (Juan 14:26;16:13).

¿Dictado mecánico?

Pedro señala, “Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios” 2 Pedro 1:20-21.  Algunos sugieren que la actividad del Espíritu Santo se parece mucho a un molesto dictado mecánico. Pero esto sería un error. Como mencioné antes, la inspiración se extiende sólo al producto final de la Escritura. Es decir, Dios trabajó dentro y a través de las habilidades, personalidades y experiencias de los autores humanos mientras escribían sus diversas obras. En resumen, los autores bíblicos produjeron sus Escrituras de diferentes maneras.

El autor de Hebreos toca este punto cuando nos dice, “Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas” Hebreos 1:1. Observa cómo afirma que los profetas hablaron “de muchas maneras”. Y la Escritura aclara abundantemente estas diferentes maneras. Considera algunos ejemplos:

  • Investigación/Interpretación: “Acerca de esta salvación, los profetas que profetizaron de la gracia que vendría a vosotros, diligentemente inquirieron e indagaron, procurando saber qué persona o tiempo indicaba el Espíritu de Cristo dentro de ellos, al predecir los sufrimientos de Cristo y las glorias que seguirían” (1 Pedro 1:10-11)
  • Dictado: “Escribe al ángel de la iglesia en Efeso…” (Apocalipsis 2:1)
  • Búsqueda Investigativa: “Por cuanto muchos han tratado de compilar una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, también a mí me ha parecido conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el principio, escribírtelas ordenadamente, excelentísimo Teófilo” (Lucas 1:1-3)

Además, los autores bíblicos escribieron poesía, literatura sapiencial, cartas y profecías. Y al hacerlo, Dios obró a través de ellos de tal manera que no anuló su perspectiva única. Al mismo tiempo, él supervisaba el proceso para garantizar que su mensaje fuera exacto al comunicarse. Como señala la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica: “Afirmamos que Dios, en su obra de inspiración, utilizó las personalidades distintivas y los estilos literarios de los escritores que había elegido y preparado. Negamos que Dios, al hacer que estos escritores usarán las mismas palabras que Él eligió, anulara sus personalidades”

Evidencia de Inspiración

Algunos argumentan que la inspiración apela a un razonamiento circular porque debemos apelar a la propia Escritura para afirmar la inspiración. Si bien esa es una crítica justa, los cristianos tienen razón al apelar a las Escrituras porque son nuestra más alta autoridad. Si apelamos, por ejemplo, al razonamiento humano, entonces elevamos el razonamiento humano a una autoridad superior a la de las Escrituras.

Dicho esto, tenemos buena evidencia de la inspiración en las profecías cumplidas. Podría enumerar docenas de profecías cumplidas, pero sólo me referiré brevemente a dos de ellas. En primer lugar, Isaías 53 predice correctamente la crucifixión de Cristo. Es de destacar el hecho de que Isaías dice que: “Él fue traspasado por nuestras rebeliones” (Isaías 53:5, NVI). Este método de muerte es significativo porque en los tiempos de Isaias, los métodos judíos de ejecución eran lapidación o ahorcamiento. ¿Cómo podría Isaías predecir correctamente el tipo de muerte que Jesús sufriría setecientos años antes?

Otro ejemplo es Daniel 9. Aunque no entraré en detalles, Daniel predice el momento exacto de la llegada de Cristo. Más aún, Daniel dice que el Mesías será “muerto” (asesinado) justo antes de la destrucción de Jerusalén y del templo. Jesús fue crucificado en el año 30 d.C. Los romanos destruyeron Jerusalén y el templo en el año 70.

Inerrancia

La inerrancia se deriva naturalmente de la inspiración. En otras palabras, si Dios es el autor detrás de toda la Biblia, todo debe ser verdad porque Dios siempre dice la verdad. Considere los siguientes textos:

en las cuales es imposible que Dios mienta” (Hebreos 6:18)

Ahora pues, oh Señor Dios, tú eres Dios, tus palabras son verdad” (2 Samuel 7:28)

Probada es toda palabra de Dios;” (Proverbios 30:5)

Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17)

Observa que Jesús no sólo dice que la palabra de Dios es verdadera, sino que es la VERDAD. Es el estándar absoluto de la verdad. Y para que nadie piense que esta idea de inerrancia es una invención moderna, escuchen a algunos de los padres de la iglesia:

“Ustedes han escudriñado las Escrituras, las cuales son verdaderas y han sido dadas por el Espíritu Santo. Saben que nada injusto o falso está escrito en ellas”, Clemente de Roma, 1er siglo.

“Las afirmaciones de la Sagrada Escritura nunca contradicen la verdad”, Tertuliano, 3er siglo.

“Algunos opinan que las Escrituras no concuerdan o que el Dios que las dio es falso. Pero no hay desacuerdo en absoluto. ¡Ni mucho menos! El Padre, que es la verdad, no puede mentir”, Atanasio, 4to siglo.

En resumen, aunque la Escritura no nos da un conocimiento exhaustivo de todas las cosas (cómo cambiar un neumático, por ejemplo), no afirma nada que sea contrario a los hechos.

La siguiente publicación

En la siguiente publicación analizaremos cómo surgió el Antiguo Testamento. En concreto, se abordará la naturaleza del desarrollo del Antiguo Testamento, sus autores y editores, así como su conservación.

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Ryan Leasure tiene una maestría en Artes de la Universidad Furman y una maestría en Divinidades del Seminario Teológico Bautista del Sur. Actualmente es candidato a Doctor en Ministerio en el Seminario Teológico Bautista del Sur. También sirve como pastor en: Grace Bible Church en Moore, SC.

Fuente del blog original: https://bit.ly/3w9hBum
Traducido por Monica Pirateque
Editado por Daniela Checa Delgado