Este es el segundo de una serie de nueve artículos que abordan la cuestión de cómo obtuvimos nuestra Biblia. El último artículo trató la cuestión de la inspiración y la inerrancia. Esta semana nos centramos en la formación del Antiguo Testamento.
Cuestiones de introducción
A finales del siglo II, Tertuliano acuñó el término “Antiguo Testamento” para distinguir las Escrituras hebreas de las griegas. La palabra “testamento” significa simplemente “pacto”. El Antiguo Testamento, en su forma actual, consta de treinta y nueve libros y fue escrito por decenas de autores a lo largo de mil años.
En los primeros tiempos, los autores bíblicos utilizaron diferentes superficies de escritura. Grabaron sobre piedras (Éxodo 34:1; Josué 8:32), escribieron sobre yeso (Dt 27:2-3), grabaron sobre metal (Éxodo 28:36) y rayaron en tablillas enceradas (Isa 30:8; Hab 2:2). Para grabar en estas superficies, utilizaban plumas de hierro (Job 19:24; Jer 17:1) y otros estiletes.
Afortunadamente, los egipcios ya habían inventado un producto similar al papel utilizando plantas de papiro mucho antes de que Moisés escribiera la ley. Los autores bíblicos adoptaron esta tecnología de escritura con fines prácticos (Jer 36:23). Cuando el papiro no estaba disponible, los autores escribían en pieles de animales estiradas y secas llamadas pergaminos. Los escritores utilizaban cañas de tallo fino (Jer 8:8) que sumergían en tinta, que solía ser una mezcla de hollín y savia de árbol o aceite. Los escribas solían llevar estuches de tinta en el cinturón (Ez 9:2-3).
La primera escritura
El primer texto bíblico fue escrito por el propio Dios. Leemos en Éxodo 31:18: “Y cuando terminó de hablar con Moisés sobre el monte Sinaí, le dio las dos tablas del testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios“(LBLA). Esas mismas tablas se guardaron luego en el Arca de la Alianza junto con una vasija con maná y la vara de Aarón (Dt 10:5; Hb 9:4).
Más tarde, Moisés recopilaría los escritos de Dios en el Pentateuco junto con sus otros escritos. Tenemos indicios de que Moisés escribió el Pentateuco por etapas y no todo a la vez. En Éxodo 24:4 se lee: ” Y Moisés escribió todas las palabras del Señor.(LBLA)”. En Éxodo 17:14 se lee: “ Entonces dijo el Señor a Moisés: Escribe esto en un libro para que sirva de memorial, y haz saber a Josué que yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo.” (LBLA)
Los académicos debaten cómo aprendió Moisés el contenido del Génesis. Algunos sugieren que lo aprendió en el Monte Sinaí a través de una revelación divina. Otros creen que se transmitió a través de la tradición oral. Y otros creen que fue una combinación de ambos.
Etapas de la escritura
Como se ha señalado anteriormente, el Antiguo Testamento no se escribió de una sola vez, sino a lo largo de mil años. Puede ser útil pensar en el desarrollo del Antiguo Testamento en cuatro etapas.
La primera etapa fue en el Monte Sinaí, cuando Moisés escribió la Ley. Al principio, el Pentateuco funcionaba como el canon judío de las Escrituras. De hecho, Moisés ordena ” No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos del Señor vuestro Dios que yo os mando.” Dt 4:2 (LBLA). A lo largo de cientos de años se escribieron otros libros, pero su inclusión en el canon tardó algún tiempo. Los libros de Moisés, sin embargo, tuvieron autoridad desde el principio.
La segunda etapa de los depósitos de revelación se produjo durante la transición de la teocracia a la monarquía. Durante esa época, los autores escribieron varios libros históricos (Josué, Jueces, Rut, Samuel), poesía (Salmos) y literatura de sabiduría (Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares).
La tercera etapa fue en la época del exilio babilónico. Varios profetas escribieron durante este período (Isaías, Miqueas, Oseas, Jonás, Amós, Joel, etc.).
La cuarta y última etapa fue el regreso del exilio. Siguieron escribiendo más profetas (Zacarías y Malaquías) e historiadores (Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester).
Citando la Ley
Dado que el Antiguo Testamento se desarrolló por etapas, los escritores posteriores del Antiguo Testamento se remitieron a menudo a los libros de Moisés. Quizá el texto más citado de Moisés sea Éxodo 34:6. El texto declara: ” El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad”(LBLA).
Considera cómo estos textos posteriores del Antiguo Testamento citan a Moisés:
“Pero tú eres un Dios de perdón, clemente y compasivo, lento para la ira y abundante en misericordia, y no los abandonaste”. (Neh. 9:17 LBLA)
“Mas tú, Señor, eres un Dios compasivo y lleno de piedad, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad”. (Salmos 86:1 LBLA)
“Por eso me anticipé a huir a Tarsis, porque sabía yo que tú eres un Dios clemente y compasivo lento para la ira y rico en misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas”. (Jonás 4:2 LBLA)
Sometiéndose a la Ley
Los escritores posteriores del Antiguo Testamento no sólo citaron a Moisés, sino que afirmaron explícitamente su autoridad.
“Solamente sé fuerte y muy valiente; cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó; no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito”. (Jos. 1:7-8 LBLA).
“Y acercándose los días de la muerte de David, dio órdenes a su hijo Salomón, diciendo: Yo voy por el camino de todos en la tierra. Sé, pues, fuerte y sé hombre. Guarda los mandatos del Señor tu Dios, andando en sus caminos, guardando sus estatutos, sus mandamientos, sus ordenanzas y sus testimonios, conforme a lo que está escrito en la ley de Moisés”. (1 Reyes 2:1-3 LBLA)
“pidieron al escriba Esdras que trajera el libro de la ley de Moisés que el Señor había dado a Israel. Entonces el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la asamblea de hombres y mujeres y de todos los que podían entender lo que oían… en presencia de hombres y mujeres y de los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley”. (Neh 8:1-3 LBLA)
Los profetas citan a los profetas
Dado que el Pentateuco tuvo autoridad desde el principio, encontramos muchas más referencias a Moisés que a cualquier otro autor del Antiguo Testamento. Dicho esto, los profetas seguían reconociendo la autoridad de otros profetas que vivieron más cerca de su época. Consideremos las palabras de Daniel:
“en el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude entender en los libros el número de los años en que, por palabra del Señor que fue revelada al profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años”. (Dan 9:2 LBLA)
Aunque Jeremías escribió sólo unas décadas antes, Daniel seguía reconociendo su autoridad divina.
Zacarías también reconoce la autoridad divina de sus predecesores proféticos. Escribe:
“Entonces vino a mí la palabra del Señor de los ejércitos, diciendo: Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, y di: «Cuando ayunabais y os lamentabais en el quinto y el séptimo mes durante estos setenta años, ¿ayunabais en verdad por mí? ¿No son estas las palabras que el SEÑOR proclamó por medio de los antiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y próspera”? (Zac 7:4-7 LBLA)
Autores y fechas
Es cierto que no podemos ser demasiado precisos en cuanto a los autores y las fechas de los libros del Antiguo Testamento, especialmente de algunas obras históricas. Dicho esto, considere el siguiente cuadro que detalla los autores y las fechas de cada libro del Antiguo Testamento[1].
Uso de las fuentes
La inspiración no implica un dictado mecánico. Aunque los autores bíblicos dictaron la palabra de Dios de vez en cuando, también emplearon otros métodos, como la investigación de fuentes históricas. Considere los siguientes ejemplos:
“Por tanto se dice en el Libro de las Guerras del Señor”. (Núm. 21:14 LBLA)
“Y el sol se detuvo, y la luna se paró, hasta que la nación se vengó de sus enemigos. ¿No está esto escrito en el libro de Jaser?”. (Jos 10:13 LBLA)
“Los demás hechos de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría, ¿no están escritos en el libro de los hechos de Salomón?”. (1 Reyes 11:41 LBLA)
“Los demás hechos que Amón hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá?” (2 Reyes 21:25 LBLA)
Lo que demuestran estos textos es que los autores bíblicos no inventaron estas cosas. Hicieron una cuidadosa investigación antes de compilar sus obras.
Editores
La inspiración no excluye la edición. En otras palabras, Dios no sólo inspiró a los autores, sino que también inspiró a los editores para que modificaran y reorganizaran el texto. Sin excepción, los escritores del Nuevo Testamento, e incluso el propio Jesús, afirman la autoría mosaica del Pentateuco (Mateo 8:4; 19:8; Marcos 7:10; 12:26; Lucas 16:31; 20:37; 24:44; Hechos 3:22; 15:1; 26:22; 28:23; 1 Cor 9:9; Heb 9:19). Dicho esto, tenemos claros indicios de una edición posterior por parte de los escribas judíos. Consideremos los siguientes textos:
“Moisés era un hombre muy humilde, más que cualquier otro hombre sobre la faz de la tierra”. (Num. 12:3 LBLA)
“Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en la tierra de Moab, conforme a la palabra del Señor. Y Él lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, frente a Bet-peor; pero nadie sabe hasta hoy el lugar de su sepultura”. (Deut 34:5-6 LBLA)
“Desde entonces no ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien el Señor conocía cara a cara”. (Deut 34:10 LBLA)
¿Se autodenominó Moisés la persona más mansa de la tierra e informó de su propia muerte y entierro? Y después de su muerte, ¿informó de que no había surgido ningún profeta semejante desde los tiempos de Moisés? ¿No supone esta última afirmación que ha pasado algún tiempo desde su muerte? En resumen, mientras que Moisés escribió el Pentateuco, los escribas posteriores editaron su obra en su forma actual.
Preservación
Sabiendo que se tardó mil años en escribir el Antiguo Testamento (1400-400 a.C.), ¿qué confianza podemos tener en su preservación? Al fin y al cabo, sabemos que hubo un periodo de tiempo en el que parece que el texto se había perdido y estaba fuera de uso (2 Reyes 22-23).
Al parecer, en la época del Antiguo Testamento existían “clanes de escribas” que copiaron y conservaban la Biblia hebrea (1 Crón 2:55). Desde entonces, los escribas judíos han copiado meticulosamente los textos con los mismos fines. Quizá los más famosos de estos escribas sean los masoretas y la familia Ben Asher del siglo V d.C.. Estos copistas profesionales contaban el número de palabras de cada página y conocían el número de palabras de cada libro, así como la palabra y letra central exactas de cada libro para asegurarse de que copiaban con precisión.
Además, los masoretas añadieron marcas vocales al texto, que de otro modo carecería de ellas. Hasta la década de 1940, los textos hebreos más antiguos que poseíamos eran textos masoréticos de los siglos IX y X.
Manuscritos del Mar Muerto
En 1947, un pastor llamado Muhammed edh-Dhib salió a buscar algunas de sus ovejas por la costa del Mar Muerto. Al pasar por una cueva, lanzó una piedra al interior con la esperanza de oír el balido de las ovejas. En lugar de eso, escuchó cerámica rompiéndose. Esa vasija destrozada dio lugar a uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX.
Desde entonces, los arqueólogos han descubierto más de un millar de documentos judíos antiguos en docenas de cuevas cercanas que datan del año 250 a.C. al 65 d.C. Estos textos pertenecían a la comunidad de Qumrán, también conocida como los esenios. Esta gente funcionaba como los monjes judíos, aislados de la mayor parte de la sociedad. Lo más probable es que la comunidad de Qumrán escondiera sus textos sagrados en estas cuevas durante la guerra con Roma (68-70 d.C.) con la esperanza de volver a ellos una vez que se asentara el polvo. Por desgracia, todos murieron durante la guerra, por lo que sus textos permanecieron ocultos durante dos mil años.
Entre estos documentos se encuentran todos los libros del Antiguo Testamento, excepto Ester. Quizá el texto más significativo sea un rollo completo de Isaías, que consta de veintisiete hojas de pergamino cosidas de extremo a extremo. Mide seis metros de largo. El pergamino data del año 120 a.C., es decir, es mil años más antiguo que el anterior texto más antiguo. Lo más significativo es que el rollo de Isaías difiere muy poco del texto masorético del siglo X, lo que demuestra que los escribas judíos conservaron cuidadosamente el texto original.
Canon del Antiguo Testamento
En el próximo artículo se examinarán la Septuaginta, los apócrifos y el canon del Antiguo Testamento.
*Para saber más sobre este tema, lea el útil libro de Timothy Paul Jone How We Got the Bible.
Referencias:
[1] Este gráfico es una modificación del de Timothy Paul Jones, How We Got the Bible, 31-33.
Recursos recomendados en Español:
Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek
Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek
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Ryan Leasure tiene un Máster en Artes por la Universidad de Furman y un Máster en Divinidad por el Southern Baptist Theological Seminary. Actualmente, es candidato a Doctor en Ministerio en el Southern Baptist Theological Seminary. También sirve como pastor en Grace Bible Church en Moore, SC.
Fuente original del blog: https://bit.ly/3Nnm8jP
Traducido por Jennifer Chavez
Editado por Elenita Romero