¿En qué se diferencia el cristianismo de otras religiones en el tema de la homosexualidad?

Por Terrell Clemmons

Probablemente no es lo que tú piensas.

Salvando la Verdad en la Sexualidad Humana.

“Perdone si esto está fuera del tema”, la joven tartamudeó en el micrófono, “pero, um, he buscado respuestas, y parece que no logro encontrar ninguna, así que pensé en venir esta noche y preguntarle a ustedes. ¿En qué aspecto difiere el cristianismo, si es que lo hace, sobre la homosexualidad en contraposición a otras religiones, y si es así, cómo?”. Sus labios temblorosos y sus manos temblorosas revelaron la magnitud de la lucha que tenía solo al expresar la pregunta.

El auditorio quedó en silencio mientras todos los ojos tornaron a Abdu Murray, quien había tomado parte en un foro abierto de la universidad sobre las religiones principales del mundo.

Abdu, mantuvo silencio por un momento. Él sabía que ella no estaba en busca de otra opinión. Ella necesitaba una respuesta que la validara como ser humano. ¿Qué podría decir que no comprometiera la sexualidad bíblica y a la misma vez mostrara que Dios se preocupa por ella sin medida?

“Solo hay tantas visiones del mundo para elegir”, comenzó. Y ninguna de ellas proporciona una respuesta que valide incondicionalmente la humanidad de ella. Ninguna, excepto una. Pero antes de llegar a ella, él inspeccionó a las demás.

Considere el ateísmo naturalista, la visión del mundo que impulsa el secularismo progresivo. De acuerdo con el secularismo naturalista, los seres humanos son una vida animal altamente evolucionada. Esta visión es doblemente deshumanizante con respecto a la homosexualidad. En primer lugar, de acuerdo a la narrativa evolucionista darwiniana, no hay nada especialmente significativo sobre los seres humanos.  “Una rata es un cerdo, es un perro, es un niño”, en palabras de Ingrid Newkirk, fundadora de Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA), a tal punto que la única cosa que nos distingue de las moscas en el cristal de nuestra ventana es que estamos por encima de ellas en la cadena alimenticia. En segundo lugar, si, como nos dicen, la evolución darwiniana surge a través del proceso evolutivo, entonces la homosexualidad falla evolutivamente porque el sexo entre personas del mismo sexo no reproduce. De manera que, desde el punto de vista naturalista, los que practican sexo entre personas del mismo género son, como todos los demás, nada especiales, y los fracasos darwinianos no se pueden iniciar.

¿Qué hay de los sistemas panteístas orientales, como el hinduismo o el budismo o una espiritualidad a la  manera de Deepak Chopra? Bueno, los fundamentos éticos de estas visiones del mundo son, en el mejor de los casos, ambiguos, ya que enseñan que la moralidad es relativa. Y entonces, ninguno de ellos proporciona una base objetiva para el valor o la identidad humana. Es peor para esos que luchan buscando respuestas sólidas, sostienen que el sufrimiento es una ilusión, lo cual es totalmente insultante para una persona con dolor. No ofrecen nada más que una psicología barata autorreferencial para el que lucha con su identidad.

¿Qué hay del Islam? Si bien ofrece solidez, con su base monoteísta y reglas claras que circunscriben el comportamiento sexual, el Islam es abiertamente hostil a la homosexualidad. En algunos países islámicos, los actos homosexuales se castigan con prisión, flagelación y, en algunos casos, muerte.

Finalmente, entonces, Abdu vino al cristianismo. Presentó dos puntos al respecto. Primero, todos intuitivamente sabemos que hay algo sobre el sexo que lo hace más que un simple acto físico. ¿Por qué el abuso sexual es tratado de manera diferente a un simple ataque físico? Como dijo, hay algo sagradamente frágil en la sexualidad, y las cosas sagradas son tan especiales que merecen protección. Dios quiere proteger lo sagrado de la sexualidad para que no se convierta en algo común, y los límites que se otorgan a través de la ética sexual bíblica protegen la especialidad sagrada de la sexualidad.

Pero, admitió, que eso no explica la proscripción que limita el sexo al matrimonio del sexo opuesto. Ese fue el tema de su segundo punto. Para abordar el principio del matrimonio masculino-femenino, se refirió al relato de la creación bíblica en Génesis, donde dice que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen. El hombre y la mujer creados a la imagen de Dios es un concepto blasfemo por el Islam, un concepto extraño en cualquier panteísmo y absurdo en cualquier secularismo naturalista. Solo el punto de vista bíblico, sostiene que todos los hombres y todas las mujeres llevan la imagen divina de Dios, proporciona una base objetiva para la dignidad y el valor humanos inherentes.

Y esta es la razón por la cual la sexualidad humana vale la pena limitarla a un matrimonio entre el hombre y la mujer: el sexo es la forma en que la vida humana llega al mundo. “El sexo entre un hombre y una mujer es el único medio por el cual un ser tan precioso llega a este mundo”, dijo. “Y debido a que un ser humano es el producto sagrado del sexo, el proceso sexual por el cual esa persona está hecha también es sagrado”. La ética bíblica limita la expresión sexual al matrimonio monógamo, masculino y femenino porque “Dios está protegiendo algo sagrado y hermoso”. A medida que nos sometemos a la guía de creación, “se nos concede el honor de reflejar un aspecto del esplendor divino”.

Concluyó su respuesta a la problemática joven diciéndole que Dios asegura toda la dignidad humana, incluyendo la de ella, y lo sagrado en su naturaleza eterna e inmutable. Se nos concede la dignidad supremamente elevada de reflejar la gloria de Dios en el mundo.

Entonces, ¿dónde difiere el cristianismo de otras religiones en lo que respecta a la homosexualidad? Resulta que, difiere bastante profundamente de todos los demás, pero no de la manera en que las voces culturales dominantes dicen que sí. Abdu relata esta escena en su libro recientemente publicado, Saving Truth: Finding Meaning and Clarity in a Post-Truth World (Salvando la verdad: encontrando significado y claridad en un mundo post-verdad). Aunque tenía mucho más que decir acerca de la naturaleza sublime de la sexualidad en el matrimonio natural, Saving Truth (Salvando la verdad) no se trata solomente de sexualidad. Ese solo es el tema de un capítulo, pero espero que te dé una idea de la belleza que la claridad bíblica puede traer a un área plagada de confusión.

Saving Truth (Salvando la verdad) examina todo un panorama de confusión cultural, ofreciendo refrescantes dosis de claridad para que podamos dar sentido a muchas otras confusiones:

  • ¿Qué significa la “post-verdad”?
  • ¿Cuál es la diferencia entre la autonomía y la liberación de la libertad?
  • ¿Cómo se puede navegar el supuesto conflicto entre la ciencia y la fe?
  • ¿Y qué hay del pluralismo religioso? ¿Pueden todas las religiones realmente coexistir?

Abdu nunca dio el nombre de la joven que hizo la profunda pregunta sobre sexualidad, pero sí concluyó la historia al notar que después de responder su pregunta, “parecía saber que ella había ‘comprendido’ la respuesta. Las lágrimas comenzaron a fluir, y ella me concedió el honor de orar con ella”. La verdad tiene una forma de calmar el clamor y provocar momentos profundos. Espero que revises el nuevo libro de Abdu, “Saving Truth”, y aún más, espero que busques la verdad ahí donde te encuentras. No importando lo que cueste, ni cuantas lágrimas pueda provocar, busca la claridad, busca la verdad. Allí es donde encontrarás tu significado.


Terrell Clemmons es una escritora y bloguera independiente que escribe sobre apologética y asuntos de fe.

Blog original: http://bit.ly/2utgbv5

Traducido por JanLouis Rivera

Editado por María Andreina Cerrada

 

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