Promesa de inmortalidad genuina: IA o lo Divino

Por Brian Chilton

¿Tenemos una promesa genuina de inmortalidad? Es una pregunta que nos afecta a todos. Cuando era niño, quería que me tomaran en serio. Por lo tanto, no podía esperar a crecer para tener un lugar en la mesa intelectual. Parecía que tardaba una eternidad en salir de la escuela primaria y secundaria. Mi sabia abuela me dijo: «No apresures tu vida. Cuando más mayor te haces, más deprisa pasa el tiempo». ¡Tenía toda la razón! Porque parece que la vida pasa a la velocidad de la luz, sobre todo cuanto más me acerco a los 50 años.

A medida que envejecemos, empezamos a contemplar nuestra propia mortalidad, y con razón. Cuanto más envejecemos, más nos acercamos al momento de nuestra muerte. Nuestra mortalidad nos lleva a la contemplación filosófica al plantearnos las grandes preguntas de la vida. ¿Hay vida después de la muerte? ¿Qué ocurre cuando morimos?

Casi todo el mundo se hace este tipo de preguntas, incluso los científicos y los futurólogos. Con la llegada de la inteligencia artificial (IA), muchos expertos afirman que la IA podría alargar la vida y, potencialmente, dar una sensación de inmortalidad. Michio Kaku señala que «la inmortalidad no viola la ley de la física. No hay nada en la Segunda Ley que prohíba a una forma de vida vivir para siempre, siempre y cuando la energía fluya desde el exterior. En nuestro caso, esa energía es la luz solar»[i] Los proponentes de los ordenadores cuánticos y su integración con ChatGPT mantienen grandes esperanzas en el advenimiento de la informática cuántica. Sin embargo, me parece que este concepto tiene una base filosófica profundamente errónea.

Supongamos por un momento que Kaku y los físicos futuristas tienen razón en sus apreciaciones de que la computación cuántica, con su potencia de cálculo teórica, puede aportar avances científicos que prolongarían grandemente la vida en la Tierra. Vayamos un paso más allá y digamos que la vida podría prolongarse hasta un estado casi inmortal. ¿Podría un ser humano existir para siempre en ese estado? La respuesta es simplemente no, al menos por un par de razones.

La vida en el estado presente no es eternamente sostenible. Supongamos por un momento que un ser humano pudiera llegar a ser inmortal en el estado actual. El estado actual no elimina la realidad de que el mundo y el universo acabarán eventualmente. Es cierto que Kaku y otros tienen grandes esperanzas de que, si se obtuviera suficiente información, podrían corregirse los problemas del ecosistema mundial. Sin embargo, eso no anula la realidad de que el Sol no durará para siempre. En algún momento, el Sol se quedará sin energía y explotará como supernova o implosionará para crear una estrella enana o un agujero negro. En pocas palabras, el Sol no puede durar más de 100.000 millones de años[ii].

Los astrónomos calculan que al Sol sólo le quedan unos  5.000 millones de años[iii]. Aunque 5.000 millones de años es todavía mucho tiempo, es innegable que la vida humana en el planeta llegará a su fin para entonces. Pero, ¿y si para entonces ya existieran los viajes espaciales? ¿No podríamos viajar a otro planeta? Por supuesto que es posible. Sin embargo, incluso la línea temporal del universo es limitada. A medida que el universo siga expandiéndose a un ritmo cada vez mayor, la producción de proteínas -esenciales para la vida- cesará. Ross afirma que «toda vida física debe llegar a su fin, no sólo en la Tierra, sino en todo el cosmos»[iv] En otras palabras, la extenuación de la vida inducida por la IA sólo retrasa lo inevitable. Además, ¿qué tipo de existencia encontraría un estado eterno inducido por la IA?

El mundo físico actual no puede sostener seres físicos inmortales con un crecimiento demográfico continuado. Hay que tener en cuenta otro problema. Al principio de su libro, Kaku explicó que el cáncer aparece cuando una célula olvida cómo morir. En esencia, se convierte en inmortal. La inmortalidad de la célula cancerosa conduce a la muerte de su huésped, ya que las células continúan reproduciéndose pero se niegan a sacrificarse para permitir el desarrollo de otras células[v].

En cierto sentido, la descripción que hace Kaku del cáncer recuerda inquietantemente a su descripción de la inmortalidad humana en la Tierra. Lo entiendo. Amamos nuestras vidas. Amamos nuestro planeta. Pero nunca se pretendió que viviéramos aquí para siempre. Nuestro planeta simplemente no puede sostener humanos físicos inmortales que requieren comida y bebida para la continuidad de la vida junto con nueva vida proveniente de la reproducción. Esto conducirá a una sobrepoblación nunca vista. Las reservas de alimentos se agotarán, lo que provocará guerras, crímenes e invasiones hostiles. Aunque la IA y la computación cuántica son fantasiosas y divertidas de considerar, no pueden anular la lógica del espacio terrestre, a menos que se encuentre la forma de viajar con seguridad a otro planeta. Aun así, no hay garantías de que la vida pueda mantenerse en ese estado para siempre.

En una discusión sobre la IA, los panelistas señalaron que en la raíz del debate sobre la IA y los avances tecnológicos hay una filosofía profundamente arraigada.

Por un lado, la filosofía del materialismo desea fervientemente aferrarse al mundo presente con todos sus artilugios. Porque para el materialista, el mundo presente es todo lo que existe y todo lo que puede conocerse con certeza. Esta mentalidad, aunque no necesariamente materialista, puede encontrarse incluso en algunas de las contemplaciones de escritores y teólogos modernos[vi].

Pero, por otra parte, los creyentes de todas las épocas han sostenido que existe un ámbito mejor, más perfecto, más allá del ámbito del mundo material. Esto no quiere decir que el mundo actual no sea bueno, y no demerita ningún esfuerzo por hacer del mundo un lugar mejor. Aun así, la esperanza prometida no se encuentra en este mundo. No se encuentra en nuestras posesiones, elogios o aficiones. Más bien, nuestra esperanza prometida se encuentra en la relación que tenemos con Dios y en la eternidad que sólo Dios puede ofrecer.

En mi libro Conversations about Heaven (Conversaciones sobre el cielo), hablo del nuevo cuerpo que recibiremos al retorno de Cristo. Pablo llama a este cuerpo un pneumatikos soma –un cuerpo espiritual.[vii] Sí, el cuerpo tendrá algunos de los aspectos que se encuentran en el cuerpo actual. Pero sería un error pensar que el cuerpo espiritual es exactamente igual al físico. Al igual que sería un gran error pensar que la nueva creación será idéntica al lugar actual. No, ¡el estado glorificado será mucho mejor y superior! Dicho todo esto, la auténtica esperanza prometida de inmortalidad no se encuentra en nuestros artilugios o en el ingenio humano. Más bien, la esperanza prometida de inmortalidad se encuentra en Dios, el Autor de la vida.

Kaku dijo algo profundo sobre esto en Supremacía Cuántica. Afirmó que es posible que exista la inmortalidad «siempre y cuando la energía fluya desde el exterior».[viii] La energía que actualmente mantiene la vida fluyendo en el estado naturalista es la luz solar.[ix] Sin embargo, ¿qué pasaría si la energía que fluye a través de la persona procediera del Dios Eterno en lugar de una estrella de tamaño medio? Entonces, en ese caso, la inmortalidad es pan comido. El escritor de Hebreos tiene razón en que está establecido una sola vez para todos que mueran en este estado presente (Heb. 9:27).

La filosofía cristiana siempre ha sostenido que la esperanza prometida no es de este mundo. Como enseña Pablo: «Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima.» (1 Cor. 15: 19). Pablo también reconoce:

“ [Nosotros] Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación,al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Cor. 4:16-18 LBLA)

No cabe duda de que la incorporación de la computación cuántica a la IA aportará grandes beneficios a la humanidad, ya que podría ofrecer soluciones a muchos de los problemas médicos que nos aquejan, entre los que destacan el cáncer y otras afecciones médicas. En esto estoy totalmente de acuerdo con Kaku y otros expertos contemporáneos. Sin embargo, no podemos poner nuestra esperanza en los avances tecnológicos para superar lo que Dios ya ha logrado a través de Cristo. La muerte da miedo. Aun así, si las experiencias cercanas a la muerte son auténticas –que yo creo que lo son–, entonces, una eternidad con Dios es más grande que el mundo presente.

La mariposa es mucho más avanzada que la oruga de la que procede. Es muy dudoso que la mariposa desee alguna vez volver a su estado anterior: una época en la que no podía volar, no podía moverse muy deprisa y era presa fácil de los depredadores. Del mismo modo, dudo mucho que ninguno de nosotros desee nuestros cuerpos actuales una vez que seamos fortalecidos por los cuerpos resucitados y glorificados que Dios nos ha prometido. Nuestra esperanza se encuentra en Dios, y sólo en Dios. Nada ni nadie podría asegurarnos la inmortalidad, sino Aquel que es Inmortal y Eterno.

[i] Michio Kaku, Supremacía Cuatica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo (New York: Doubleday, 2023), 203.

[ii] Hugh Ross, Why the Universe Is the Way It Is (Por qué el Universo es como es) (Grand Rapids, MI: Baker, 2008), 99.

[iii] JoAnna Wendel, “When will the sun die?,” (¿Cuándo morirá el sol?) Space.com (March 6, 2024), https://www.space.com/14732-sun-burns-star-death.html, acceso el 4 de mayo de 2024.

[iv] Ross, Why the Universe Is the Way It Is (Por qué el Universo es como es), 102.

[v] Kaku, Supremacía Cuatica, 162.

[vi] Aunque se trata de un libro excelente, la autora Karen Swallow Prior desafortunadamente adopta el pensamiento anti dispensacional de la época actual en su libro Evangelical Imagination (La Imaginación evangélica). Conjetura que «ser arrebatados» en 1 Tes. 4:16-17 sugiere una transformación inmediata de la gente en la Tierra en lugar de ser llevados con Cristo. El espacio no nos permite considerar las pruebas del término parusía y su indicación de que los creyentes serán arrebatados con Cristo. No obstante, en la lengua vernácula de Pedro y Juan en el Apocalipsis queda bastante claro que Dios sustituirá este mundo por un «Cielo Nuevo y una Tierra Nueva» (2 Pe. 3:10-13; Ap. 21:1-2; 22:1-21). El Apocalipsis garantiza que habrá un «Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe» (Ap. 21:1, LBLA). Vea Karen Swallow Prior, The Evangelical Imagination: How Stories, Images & Metaphors Created a Culture in Crisis (La Imaginación evangélica: Cómo historias, imágenes y metáforas crearon una cultura en crisis)(Grand Rapids, MI: Brazos, 2023), 256; N. T. Wright, «Farewell to the Rapture», Bible Review (agosto de 2011), https://ntwrightpage.com/2016/07/12/farewell-to-the-rapture, consultado el 4 de mayo de 2024. Para ser justos, Wright reconoce más tarde que el NT prevé una recreación del cielo y la tierra. No obstante, la idea de que el mundo actual continuará ad infinitum es ajena a las páginas de las Escrituras.

[vii] Brian G. Chilton, Conversations about Heaven: Difficult Questions about Our Eternal Home (Conversaciones sobre el Cielo: Preguntas difíciles sobre nuestro hogar eterno)(Eugene, OR: Resource, 2023), 38–43.

[viii] Kaku, Quantum Supremacy, 203.

[ix] Ibid.

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek recursos


Brian G. Chilton obtuvo su doctorado en Teología y Apologética en la Liberty University (con alta distinción). Es el presentador de The Bellator Christi Podcast y el fundador de Bellator Christi. Brian recibió su Maestría en Divinidad en Teología de la Universidad Liberty (con alta distinción); su Licenciatura en Ciencias en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); obtuvo un Certificado en Apologética Cristiana de la Universidad de Biola, y planea realizar estudios filosóficos en un futuro próximo. También está matriculado en Educación Pastoral Clínica para aprender mejor cómo capacitar a los que le rodean. Brian es miembro de la Sociedad Teológica Evangélica y de la Sociedad Filosófica Evangélica. Brian ha servido en el ministerio durante más de 20 años y actualmente sirve como capellán clínico de hospicio, así como pastor.

Traducido por Jennifer Chávez

Editado por Wendy Ronda

Fuente Original del Blog: https://bit.ly/3zOtJac

 

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