¿Cómo debe la iglesia ayudar a las personas con atracción hacia el mismo sexo o disforia de género?

Por Ryan Leasure

¿Cómo debe la iglesia ayudar a aquellos que experimentan atracción hacia elmismo sexo o disforia de género? En respuesta, quiero destacar siete principios básicos que la iglesia debe aceptar.

Afirmar la imagen divina

Génesis 1 deja en claro que todos, sin reservas, están hechos a imagen de Dios. Es decir, tanto si alguien es atraído por el sexo opuesto como por el mismo, son igualmente portadores de la imagen de Dios. Lo mismo ocurre con las personas que experimentan disforia de género. Los sentimientos o las atracciones de una persona no atenúan de modo alguno este estado universal.

Como cristianos, debemos abrazar con entusiasmo esta verdad. Nadie – ni el gobierno, ni la iglesia, ni nadie más – puede otorgar un estatus más alto a cada persona que el que Dios ya tiene. Además, Dios no solo creó a todas las personas a su imagen, sino que pensó tanto en su pueblo que pagó un alto precio por su redención derramando su propia sangre por sus pecados.

Reconocer nuestra pecaminosidad colectiva

Aunque Dios creó todo lo bueno, todos poseemos una naturaleza pecaminosa debido a la caída. David reconoce que heredó esta naturaleza pecaminosa desde el momento de su nacimiento (Sal. 51:5). Romanos 3:23, igualmente, afirma que todos hemos pecado y estamos destituidos  de la gloria de Dios. Y para que no pensemos que somos tan solo un poco pecadores, las Escrituras pintan un cuadro mucho más sombrío que este. El pecado impregna todo nuestro ser (Rom. 8:7-8).

Una de las consecuencias de nuestra caída es que tenemos una tendencia a minimizar nuestros propios pecados mientras maximizamos los pecados de los demás. Sin embargo, Jesús condena claramente esta hipocresía (Mt. 7, 1-5). En cambio, debemos hacer una evaluación realista de nuestros propios corazones. Y cuando lo hacemos, nos damos cuenta de que si no fuera por la gracia de Dios, todos moriríamos en nuestros pecados.

Todo esto para decir, que solo porque no experimentemos tentaciones homosexuales o transgénero no significa que nuestro pecado no sea igual de perverso. Codiciar a otras mujeres, albergar amargura, arremeter con ira y difundir chismes son todos actos de rebelión contra Dios. No es bíblico tratar a los demás como si tuvieran una viga en el ojo y fingir que solo tenemos una astilla. Cuando hacemos esto, estamos siendo críticos hipócritas.

Conozca la expectativa universal  de Jesús

Jesús predicó “arrepiéntanse y crean en el evangelio” (Mc. 1:15 NBLA). Para proclamar a Cristo como Señor, uno debe acatar estas palabras. Desafortunadamente, muchos han diluido este mensaje al excluir el arrepentimiento.

Sin embargo, Jesús nunca sugirió que pudiéramos seguirlo sin apartarnos de nuestros pecados. En otra parte, afirma: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mc. 8:34). En otras palabras, ya sea que te identifiques como homosexual, transexual o heterosexual, Jesús exige que te niegues a ti mismo diariamente. Y la razón por la que estamos llamados a negarnos,es porque realmente no somos dueños de nosotros mismos. Pertenecemos a Jesús. No sólo nos hizo, sino que nos compró con su sangre.

El mismo mensaje de arrepentimiento y negación de uno mismo diariamente implica que las tentaciones y luchas continuas persistirán a lo largo de la vida cristiana. Pero la verdadera señal de un cristiano es que reconoce sus tentaciones como contrarias a la voluntad de Dios, se arrepiente si sucumbe a esas tentaciones, y busca obedecer a Jesús en adelante.

Reconocer que la santidad es la meta

Primera de Pedro 1:16 declara, “Sean santos, porque Yo soy Santo.” La santidad es el llamado para todos los creyentes. Pero esto plantea la pregunta: “¿Cómo se ve la santidad para aquellos con atracción del mismo sexo o disforia de género?” ¿La santidad significa que dejarán de ser atraídos por miembros del mismo sexo o que su disforia de género desaparecerá?

Creo que la santidad puede manifestarse de diferentes maneras para las personas con estas luchas. Una manera es vivir un estilo de vida célibe. El pastor británico Sam Allberry, y autor de  Is God Anti-Gay? (¿Es Dios anti-gay?) Ha elegido este camino. A pesar de que Allberry continúa experimentando atracción por personas del mismo sexo, sabe que perseguir esas atracciones sería pecaminoso y por lo tanto elige permanecer célibe. Cabe destacar que Jesús indicó que el celibato era la única alternativa al matrimonio (Mt. 19:10-12).

Otros han elegido casarse con personas del sexo opuesto y formar familias a pesar de las continuas atracciones por el mismo sexo. Rebecca McLaughlin, autora de Confronting Christianity (Confrontando el Cristianismo), ha elegido este camino. En su libro, Rebecca reconoce que todavía experimenta atracciones por personas del mismo sexo, pero sabe que perseguir esas atracciones sería desobediencia. Incluso admite que sigue lidiando con tentaciones hacia miembros de su mismo sexo. Pero ha elegido negarse a sí misma y seguir a Jesús.

Y a veces, las personas dejan de sentirse atraídas por miembros del mismo sexo. Debemos reconocer que esto no sucede en la mayoría de los casos, pero para personas como Rosaria Butterfield, sí. Rosaria detalla esta transformación en su libro Secret Thoughts of an Unlikely Convert (Pensamientos Secretos de un Converso Improbable).

En 1 Corintios 6:9-11, Pablo enumera varios estilos de vida que no heredarán el reino de Dios – uno de los cuales era “ni los homosexuales.” Pero en el versículo 11, afirma, “Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.”. Tomo esto como que había personas en la iglesia de Corinto que solían practicar la homosexualidad pero se apartaron de ese estilo de vida después de la conversión.

No creo que esto signifique que las luchas y las tentaciones desaparezcan por completo. Cualquiera con un entendimiento medio decente de la teología bíblica sabe que los cristianos seguimos luchando mientras esperamos la gloria futura (Rom. 8, 20-23). Esto es cierto de mí. Así que debemos tener expectativas realistas de que aquellos que experimentan atracciones del mismo sexo y disforia de género a menudo continuarán luchando mientras enfrentan tentaciones el resto de sus vidas.

Por lo tanto, la meta para la persona atraída por personas del mismo sexo no es que se vuelvan “heterosexuales”. La meta es que sean santos como Dios es santo. Y debemos tener suficiente espacio en nuestro entendimiento de la santificación para saber que esto se verá diferente para diferentes personas.

Ser personas de amor

Una de las señales más seguras de un cristiano es su amor por los demás (Jn. 13:35). Nunca es apropiado que seamos condescendientes o duros (Prov. 15:1). Desafortunadamente, muchos de nosotros realmente hemos errado el blanco en este caso. Aunque no todas las críticas son justas, no siempre hemos sido conocidos como personas que demuestran el amor de Cristo hacia la comunidad LGBTQ.

Al pensar en Cristo, nos damos cuenta que era la persona más amorosa que jamás haya existido. Y se nos dice que estaba lleno de gracia y de verdad (Jn. 1:14). El amor bíblico equilibra perfectamente estas  dos.

Leemos en 1 Corintios 13:6 que el amor “no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad;.” Por lo tanto, no es amoroso afirmar la homosexualidad o el transgénerismo de la misma manera que no es amoroso afirmar la anorexia de una mujer y animarla a hacerse una liposucción porque se siente con sobrepeso. Lo que hay que hacer es hablarle amablemente la verdad y recordarle que sus sentimientos la están engañando. De la misma manera, los cristianos deben decir la verdad en amor a aquellos que experimentan atracción hacia el mismo sexo o disforia de género (Ef. 4:15). No es amoroso alentar un estilo de vida que no promueve el florecimiento espiritual.

Pero mientras decimos la verdad, debemos hacerlo con un espíritu de mansedumbre. Pablo nos recuerda en Gálatas 6:1-2, “Hermanos , aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.  Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo.” Nadie debe golpear a nadie sobre la cabeza con una Biblia. Nadie debe “ser muy duro” con otro. Hacerlo contradice los claros mandamientos de la Escritura.

Soportar las cargas del otro requiere mucha empatía. Requiere ponerse en los zapatos de otra persona en un intento de entender los desafíos que enfrentan. Requiere tener conversaciones con aquellos que experimentan tentaciones diferentes a las nuestras y ver a esa persona como un ser humano que lleva la imagen de Dios.

Y si nos acercamos a las personas con un espíritu de gentileza, les facilitaremos compartir sus luchas con nosotros. Imagínese lo difícil que debe ser para una persona compartir sobre su atracción por personas del mismo sexo cuando la gente en la iglesia habla de su lucha tan duramente. Empatizar no significa aceptar el pecado. Pero significa ser gentil. Después de todo, Jesús era “manso y humilde de corazón” (Mt. 11:29)

Sean como su familia

Para muchos que experimentan atracción hacia el mismo sexo o disforia de género, el celibato puede parecer la única opción real para ellos. Aunque Dios ha cambiado la orientación de las personas, y aunque muchos se han casado a pesar de seguir sintiendo atracción por el mismo sexo, el celibato es la opción más realista para muchos. Pero con la soltería, viene el miedo a la soledad. Y debemos entender que la soledad es una de las mayores luchas con las que lidian las personas solteras -sean atraídas por el mismo sexo o no.

Pero esto no debería ser así. Si la iglesia viviera su misión, nadie se sentiría solo. Desafortunadamente, hemos idealizado a la familia con la minivan a expensas de nuestros hermanos y hermanas solteros. Esto está mal. La iglesia debería defender la soltería. Después de todo, Jesús mismo era soltero. Pablo defiende la soltería en 1 Corintios 7. Él va al extremo de  decir que los solteros son un regalo increíble para la iglesia.

Jesús declaró en Marcos 10:29-30, “En verdad les digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de Mí y por causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo”.

Sam Allberry escribe: “El evangelio puede ser relacionalmente costoso. Pero también es relacionalmente generoso. Lo que dejamos atrás no se compara con lo que recibimos de Jesús.”1

Como iglesias, debemos hacer un mejor trabajo invitando a solteros a nuestras familias. Nadie debería estar solo en vacaciones. Nadie debería comer los domingos solo. Si decimos que queremos ayudar a personas atraidas al mismo sexo, tenemos que hacer todo lo posible para asegurarles de que se sienten como si fueran parte de nuestra familia.

Encontrar nuestra identidad en Cristo

Notarás que no he etiquetado a nadie como “gay” o “lesbiana” en esta serie de blogs. En cambio, uso la frase “atraído hacia el mismo sexo.” Es un poco tedioso, pero quiero dejar claro que nadie se define por su sexualidad. Este mensaje, sin embargo, va en contra de nuestra cultura sexuada. La cultura dice que tu eres tu sexualidad. Y que no expresarse sexualmente no es saludable.

Por supuesto, cuando creemos que nuestra identidad está envuelta en nuestra sexualidad, entonces no abrazar nuestros  deseos sexuales parece insostenible. El celibato parece tan “anticuado.” Pero cuando entendemos que nuestra identidad tiene raíces mucho más profundas que nuestras atracciones físicas, nos damos cuenta de que no tenemos que adherirnos a esas atracciones para vivir una vida plena.

Nuestra relación con Cristo lo supera todo. Y porque estoy en Cristo, y Cristo está en mí, entonces no importa qué relaciones terrenales experimente, mi identidad permanece inquebrantable. Jesús fue claro que nuestras relaciones familiares acabarán en la eternidad (Mt. 22:30). Pero nuestra relación con Cristo permanece para siempre.

Pensamientos finales

Mi esperanza es que Dios haya usado estos artículos en tu  vida para bien. Si eres alguien que experimenta atracción del mismo sexo o disforia de género, espero que veas que Jesús te ofrece mucho más de lo que este mundo tiene para ofrecer. Él es mucho más  satisfactorio que cualquier relación terrenal. La gente te decepcionará. Jesús nunca te defraudará. También espero que veas que tus atracciones o sentimientos no te descalifican de ser un cristiano fiel. Lo más importante es cómo respondes a esos sentimientos. Y mi oración es que encuentres una iglesia local saludable que sea tu familia y te anime en tu diario caminar con Jesús.

Si eres alguien que está de acuerdo conmigo en que Dios ha diseñado el matrimonio y la sexualidad para existir dentro de un matrimonio heterosexual, espero que veas que hay buenas razones para creer lo que crees. También espero que te veas a ti mismo como un pecador que diariamente confía en la gracia de Dios.

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek 


Acerca del Autor: Ryan Leasure tiene un Máster en Artes en la Universidad Furman y un Máster en Divinidad en el Seminario Teológico Bautista del Sur. Actualmente, es candidato a Doctor en Ministerio en el Seminario Teológico Bautista del Sur. También sirve como pastor en Grace Bible Church en Moore, SC.

Traducido por Wendy Rodas

Editado por Mónica Pirateque 

Fuente original del blog: https://bit.ly/3JX6cG3

 

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