Serie de defensa de la Resurrección: razones para aceptar la tumba vacía

Por  Brian Chilton

Gary Habermas no es un desconocido para quienes estudian la historicidad de la resurrección de Jesús. Es un erudito de renombre mundial experto en la resurrección que sirve como Investigador Académico enseñando en el programa de Doctorado en Teología y Apologética en la Escuela de Divinidad de la Universidad Liberty. Habermas es famoso por sus seis hechos mínimos sobre la resurrección de Jesús. Sus hechos mínimos no son los únicos hechos disponibles para defender la resurrección. Sin embargo, sirven como los seis hechos que más del 90% de los eruditos históricos aceptan como válidos. Sorprendentemente para algunos, también añade un séptimo hecho mínimo que tiene más del 75% de aceptación entre los eruditos históricos. Este último sostiene que la tumba se encontró vacía.[i] Sin embargo, cabe preguntarse, ¿hay alguna prueba de que la tumba se descubriera vacía el primer domingo de Resurrección?

El historiador tiene sólidas razones para aceptar la tumba vacía como un hecho histórico. A partir de la investigación realizada en una de las clases de Habermas, me gustaría presentar doce razones por las que debería aceptar que los discípulos descubrieron la tumba vacía en la mañana del primer domingo de Resurrección.

1. El Evangelio se predicó por primera vez en Jerusalén, el mismo lugar donde Jesús fue crucificado, lo que habría facilitado a un curioso la verificación de la tumba. Si una persona deseaba inventar una historia, el último lugar donde la contaría sería en el mismo lugar donde supuestamente ocurrió el hecho. Los enemigos de Jesús sólo tendrían que comprobar si la tumba estaba vacía.

2. Si los discípulos de Jesús solo hubieran alucinado, su cuerpo  todavía estaría en la tumba.[ii] Debido a que el cuerpo de Jesús nunca fue recuperado y el cristianismo continuó, entonces uno debe asumir que la tumba de Jesus estaba vacía. Las alucinaciones no pueden explicar una tumba vacía.

3. El mensaje de que Jesús había resucitado de entre los muertos es extremadamente temprano. El credo de 1 Corintios 15:3-7 se remonta a una época muy temprana  (entre meses y un par de años después de la muerte, entierro y resurrección de Jesús) y a la iglesia de Jerusalén.[iii] Dado que el mensaje de la resurrección comenzó en Jerusalén y que comenzó temprano, la gente podría haber comprobado fácilmente si la tumba estaba vacía. Algunos se preguntarán: “¿Habría sabido la gente dónde se encontraba la tumba?”. Para responder a esa pregunta, véase el siguiente punto.

4. José de Arimatea era una persona popular en el Israel del siglo I. Era un miembro destacado del Sanedrín (Mc 15:43), y por este hecho, todo el mundo habría sabido dónde se encontraba su tumba y dónde se colocó el cuerpo de Jesús. Recordemos que la crucifixión de Jesús fue un acontecimiento realmente público. La tumba se encontró muy cerca del lugar de la crucifixión.

5. El hecho de que las mujeres fueran las primeras en ver la tumba vacía refuerza los argumentos a favor de una tumba vacía, ya que no se confiaba tanto en el testimonio de las mujeres como en el de los hombres.[iv] Esto ya se ha mencionado antes, y por una buena razón. El testimonio de las mujeres no sólo refuerza el mensaje de la resurrección, sino que su testimonio también intensifica la validez de que la tumba se encontró vacía.

6. Las autoridades judías no respondieron a la afirmación de que la tumba de Jesús estaba vacía. En su lugar, inventaron una refutación en la que argumentaban que los discípulos habían robado el cuerpo (Mt. 28:11-15). Irónicamente, su refutación en realidad refuerza la afirmación de que la tumba se encontró vacía.[v] ¿Por qué inventar una historia de que el cuerpo de Jesús había sido robado si su cuerpo fue colocado en una tumba poco profunda, como sugiere John Dominick Crossan, o aún permanecía enterrado?

7. Los primeros credos de Hechos 13:29-31 y Hechos 13:36-37 indican más claramente que 1 Corintios 15:3-7 que Jesús fue enterrado en una tumba, resucitó y apareció sin experimentar descomposición corporal.[vi] El libro de los Hechos contiene resúmenes de sermones que son casi tan tempranos como el credo de 1 Corintios 15 –dependiendo de la fecha que se le dé al credo. Estos textos denotan que el cuerpo de Jesús ya no se encontraba en la tumba.

8. El historiador Paul Meier indica que dos o tres fuentes hacen que un hecho histórico sea “intachable”[vii] La tumba vacía se verifica en cuatro fuentes Marcos, M (Mateo), Juan y L (Lucas),[viii] con 1 Corintios 15:3-7 y el resumen del sermón de Hechos 13 añadiendo dos más. Históricamente, cuantas más fuentes se tienen, mayor es la probabilidad de que el suceso en cuestión ocurriera. En este caso, al menos 6 fuentes sugieren que la tumba estaba vacía, duplicando lo que los historiadores llamarían “intachable”.

9. Los dirigentes judíos y romanos nunca presentaron un cadáver, lo que implica al menos una tumba vacía.[ix] Si se oponían al cristianismo y poseían el cuerpo, ¿por qué no lo expondrían? Aunque los judíos no lo hicieran, los romanos aplastarían lo que se percibiría como un nuevo resurgimiento.

10. Aunque la tumba vacía no goza del apoyo unánime de los estudiosos, una gran mayoría sigue considerando válida la hipótesis de la tumba vacía, entre ellos Michael Grant, James D. G. Dunn y Thomas Torrance.[x] Habermas señala que más de cien estudiosos contemporáneos aceptan al menos algunos de los argumentos a favor de la tumba vacía.[xi]

11. La historia del entierro de Jesús es simple, sin ninguna forma de desarrollo teológico. Su simplicidad argumenta a favor de la autenticidad de la tumba vacía.[xii] Los signos de desarrollo legendario simplemente no se encuentran en la hipótesis de la tumba vacía.

12. La historia de la resurrección y la tumba vacía forman parte de la historia de la pasión anterior a Marcos, que es extremadamente temprana, lo que excluye cualquier tiempo para el desarrollo de leyendas.[xiii] Las afirmaciones legendarias no se aplican a la hipótesis de la tumba vacía. Esto sugiere que la tumba no fue algo posterior a la historia cristiana, sino que se encontró en el punto de partida.

Conclusión

Los doce puntos señalados en este artículo no son las únicas líneas de defensa que podrían interpretarse. Sin embargo, indican claramente que el relato de la tumba vacía no fue algo que se desarrollara con el tiempo, sino que fue más bien un componente que acompañó a los primeros relatos de la resurrección del Mesías. Quizá con el tiempo veamos a más eruditos contemporáneos aceptar y adoptar la tumba vacía como parte del consenso erudito de los historiadores. Pero aunque no lo hagan, el 75% del acuerdo erudito es sólido. Además, los datos históricos relativos a la hipótesis de la tumba vacía no pueden ser simplemente ignorados. Independientemente del consenso, la tumba vacía es un hecho histórico de la antigüedad tan sólido como cualquier otro. Si la Iglesia del Santo Sepulcro contiene el lugar de sepultura real de Jesús, entonces no sólo se puede saber que la tumba de Jesús se encontró vacía, sino que también se puede visitar. Si la gente se diera cuenta de que la tumba fue encontrada literalmente vacía, entonces tal vez las iglesias no lo harían.

Notas al Pie de Página:

[i] Gary R. Habermas, Evidencia a Favor del Jesús histórico: ¿Es el Jesús de la historia el Cristo de la fe? (Joplin, MO: College Press, 1996), 158.

[ii] Gary R. Habermas, The Risen Jesus & Future Hope (Jesús resucitado y la esperanza futura)(Lanham, MD: Rowman & Littlefield, 2003), 11.

[iii] Michael R. Licona, La Resurrección de Jesús: Un Nuevo acercamiento Historiográfico (Downers Grove; Nottingham, U.K.: IVP; Apollos, 2010), 227-228.

[iv] Habermas, 23.

[v] Ibid.

[vi] Ibid.

[vii] Paul L. Maier, In the Fullness of Time: A Historian Looks at Christmas, Easter, and the Early Church (En la plenitud de los tiempos: un historiador examina la Navidad, la Pascua y la Iglesia primitiva) (Grand Rapids: Kregel, 1997), 197.

[viii] Habermas, 23.

[ix] Ibid., 25.

[x] Ibid., 24.

[xi] Ibid., 45, fn127.

[xii] William Lane Craig, “The Empty Tomb of Jesus,” In Defense of Miracles: A Comprehensive Case for God’s Action in History,

(“La tumba vacía de Jesús”, En defensa de los milagros: un argumento completo a favor de la acción de Dios en la historia). R. Douglas Geivett and Gary R. Habermas, eds (Downers Grove: IVP Academic, 1997), 250.

[xiii] Ibid., 254.

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek 


Brian G. Chilton obtuvo su doctorado en Teología y Apologética en la Liberty University (con alta distinción). Es el presentador de The Bellator Christi Podcast y el fundador de Bellator Christi. Brian recibió su Maestría en Divinidad en Teología de la Universidad Liberty (con alta distinción); su Licenciatura en Ciencias en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); obtuvo un Certificado en Apologética Cristiana de la Universidad de Biola, y planea realizar estudios filosóficos en un futuro próximo. También está matriculado en Educación Pastoral Clínica para aprender mejor cómo capacitar a los que le rodean. Brian es miembro de la Sociedad Teológica Evangélica y de la Sociedad Filosófica Evangélica. Brian ha servido en el ministerio durante más de 20 años y actualmente sirve como capellán clínico de hospicio, así como pastor.

Traducido por Jennifer Chavez

Editado por Mónica Pirateque

Fuente Original del Blog: https://bit.ly/44LKXz2

 

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