No puedes hacer que tu hijo sea cristiano

Por Natasha Crain

Me apasiona el control.

Me encantan los proyectos que pueden dividirse en objetivos, tareas y criterios de éxito o fracaso. Nada me motiva más que la oportunidad de esforzarme por completar algo con éxito. De hecho, tengo hojas de cálculo que describen cada hora de mi vida con un código de colores para cada actividad, de modo que puedo saber exactamente a qué dedico el tiempo. Incluso tengo hojas con los datos de la vida de mis hijos.

Para una gran “fanática del control” como yo, tener hijos es una auténtica llamada de atención sobre el hecho de que hay algunas cosas muy importantes en la vida que no se pueden controlar a través de una hoja de cálculo (aagh!). Sin embargo, no me di cuenta hasta hace unos meses, cuando intentaba averiguar por qué siempre estaba enfadada con mis gemelos. Aparte del hecho de que estaban siendo los típicos niños de 3 años, no se estaban comportando según “mi plan”. Tenía la mentalidad de que una crianza perfecta podía dar lugar a unos hijos perfectos. Desde luego, nunca pensé que mi crianza fuera perfecta, pero cada vez que se portaban mal, sentía que era una acusación directa a la calidad de mi crianza, y eso me llevaba a una frustración fuera de lugar… hacia ellos. Cuando se portaban bien, lo atribuía a mí, y cuando se portaban mal, lo atribuía aún más a mí.

El problema es que, en la práctica, esto hacía que la crianza de mis hijos girara en torno a mí y no en torno a ellos. Me di cuenta de que tenía que empezar a tener mentalidad de maestro en lugar de mentalidad de jefe. La diferencia clave es que los profesores son responsables del aprendizaje. Los jefes son responsables de los resultados. Cuando crees que estás trabajando para conseguir un resultado, te centras en controlar el proceso. Cuando piensas que estás trabajando en la enseñanza, tu corazón deja ir el proceso para abrazar aquello que tendrá un mayor impacto en el crecimiento del estudiante.

¡Cuánto más cierto es esto cuando se aplica al desarrollo de la fe de nuestros hijos!

Si nuestra motivación para invertir en el desarrollo de la fe de nuestros hijos está arraigada, aunque sea inconscientemente, en la creencia de que 1) podemos controlar ese resultado o 2) somos responsables de ese resultado, empezaremos a controlar el proceso con demasiada fuerza.

No podemos “hacer” cristianos a nuestros hijos.  

Sólo Dios puede llamar a nuestros hijos. No yo. Ni tú.

Sólo nuestros hijos pueden responder a ese llamado. No yo. Ni tú.

Es por eso que podríamos invertir 24 horas al día en actividades espirituales para nuestros hijos, y podrían ser ateos el día que salgan de casa. O también podríamos invertir 0 horas al día en actividades espirituales para nuestros hijos, y podrían ser seguidores sólidos de Cristo el día que salgan de casa.

Esto no debe ser desalentador. Simplemente significa que tenemos que poner a nuestros hijos en las manos de Dios y centrarnos en la responsabilidad que Dios nos ha dado.

Entonces, ¿de qué SON responsables los padres cristianos?

Los tres pasajes más específicos de la Biblia sobre la crianza de los hijos hablan del papel de la enseñanza (no de los resultados).

“… críenlos en la disciplina e instrucción del Señor”. (Efesios 6:4, énfasis mío)

Instruye al niño en el camino que debe seguir; aun cuando sea viejo, no se apartará de él”. (Proverbios 22:6, énfasis mío)

“Los enseñarás (los mandamientos de Dios) diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellos cuando estés sentado en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”. (Deuteronomio 6:7, énfasis mío)

Nuestros corazones tienen que estar precisamente preparados para esta vocación de ser padres cristianos. Nuestro tiempo dedicado al desarrollo de la fe no es una compra; es una inversión que puede o no dar el resultado deseado. Pero Dios nos ha llamado como maestros. Tenemos que dejar que Él sea el jefe.

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek 


Acerca del Autor: Natasha Crain es una bloguera, autora y conferenciante nacional apasionada por equipar a los padres cristianos para que eduquen a sus hijos comprendiendo cómo defender su fe en un mundo cada vez más secular. Es autora de dos libros de apologética para padres: Talking with Your Kids about God (2017) y Keeping Your Kids on God’s Side (2016). Natasha tiene un MBA en marketing y estadística de la UCLA y un certificado en apologética cristiana de la Universidad de Biola. Antigua ejecutiva de marketing y profesora adjunta, vive en el sur de California con su marido y sus tres hijos.

Traducido por Jennifer Chavez

Editado por Mónica Pirateque

Fuente Original del Blog: https://bit.ly/40b7bt6

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