Por Al Serrato
Viendo televisión clásica hace poco me topé con uno de mis episodios favoritos de la serie Twilight Zone. Los seguidores de esta serie probablemente recuerden el episodio llamado “Sirviendo a la especie humana”. El capítulo trata sobre unos extraterrestres que vienen de un lejano mundo y llegan a la Tierra con la propuesta de “ayudar”. Al principio los humanos se muestran desconfiados, pero pronto se convencen de que los extraterrestres no van a lastimarlos, sino todo lo contrario, la tecnología extraterrestre es de gran ayuda para terminar con muchas de las problemáticas y dificultades del planeta, y la humanidad prontamente se deja seducir por las promesas de los extraterrestres.
La historia sigue avanzando hasta llegar a un punto donde los extraterrestres invitan a las personas a irse a vivir a su planeta natal, el cual según ellos es un verdadero paraíso. Muchos aceptan esta invitación y pronto abordan las naves extraterrestres para iniciar esta aventura. ¿Y por qué no iban a hacerlo? Después de todo, cada cosa que los extraterrestres han hecho ha sido de gran ayuda, placentera; y no existe evidencia alguna que diga que los extraterrestres quisieran, o pudieran, causar cualquier tipo de daño.
Cultura de gratificación instantánea
Este episodio me hizo reflexionar sobre los tiempos que vivimos hoy en día. Muchas personas han adoptado una cosmovisión que solo se fija en el placer a corto plazo, y no en el daño a largo plazo, de sus deseos y búsquedas. Ellos creen que pueden — y quizás hasta es su derecho — hacer lo que quieran, mientras que eso no “dañe a nadie”. Por supuesto, conservan la prerrogativa de determinar qué implica “hacer daño”, y en la mayoría de los casos eso parece ser obtener el “consentimiento” de quienquiera que pueda estar implicado. En otras épocas los cristianos aprendían moral de aquello que enseñan las Escrituras, pero hoy en día muchos cristianos — y algunos dirán que son la mayoría — los que también han adoptado esta cosmovisión humanista, confiados en que sus interpretaciones de lo que significa “no lastimar” a alguien será visto de la misma manera por Dios.
… Contra la Mente Celestial
Esta ceguera voluntaria ante la ley de Dios no es nueva en nuestra cultura; ha sido una constante a lo largo de la historia. Esta es, por supuesto, la razón por la que la adhesión a las Escrituras es una práctica tan importante y saludable; mientras que los tiempos, las modas y los estados de ánimo cambian con el tiempo, la palabra de Dios es constante, habiendo sido transmitida de forma fiable durante miles de años. Es útil para instruir y amonestar, como ella misma lo declara, y debe ser nuestra guía mientras recorremos el sendero de nuestra vida. Lamentablemente la época en que los cristianos eran vistos como la “sal y la luz” de su cultura ha quedado atrás, y cada día es más difícil que los vean así por la creciente intolerancia de la sociedad, y muchos cristianos se han dejado influenciar y a otros los han callado por la presión que ejerce la cultura que les rodea.
Y esto se conecta con la serie Twilight Zone. No todas las personas estaban convencidas de la benevolencia de los extraterrestres. Varios de ellos intentaron descifrar la escritura extraterrestre, para poder traducir un libro que fue dejado atrás. El título del libro, To Serve Man (Servir al hombre), parecía coherente con las acciones de los alienígenas, que prestaban servicios casi milagrosos a la humanidad, como restaurar la fertilidad del suelo y hacer inofensivas las armas nucleares. La historia tiene un final impactante, porque demasiado tarde descubrieron que: “Sirviendo a la especie humana” es el título de un libro de cocina. Los extraterrestres habían venido para hacer de los humanos su alimento.
Y hay más similitudes. Nuestro adversario el diablo no nos busca literalmente para comernos, sino que “anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar.” (1 Pedro 5:8) Lo hace mediante mentiras y engaños, pues es el padre del engaño. ¿Y la mentira más antigua de todas? La misma que se dijo en el Jardín: No tienes porqué obedecer las reglas de Dios, ya que tú puedes ser como Dios, cuando conozcas lo que es bueno y lo que es malo (Gn 3:1-4). El conocimiento del que aquí se habla va más allá de obtener información acerca de lo bueno y de lo malo, sino que se refiere al poder divino de conocer para decidir qué es bueno y qué es malo, y de esa manera hacer cualquier cosa sin sentirse preocupado por compararlo con la santa voluntad de Dios.
Por eso, los cristianos debemos mantenernos cautos y en guardia. Una filosofía que dice que podemos hacer lo que sea mientras que lo que hagamos” no lastime a otros” es una filosofía seductora, una que “da comezón en los oídos” de los que quieren escuchar algo. (2 Ti. 4:3) Pero ¿Cómo podemos saber con certeza qué consecuencias habrá en el futuro por las decisiones del presente? ¿Cómo sabremos lo que pasará cuando nos dejamos vencer por nuestras tentaciones y nos convencemos de que son buenas, y cuándo terminará el dolor que vendrá sobre nosotros y sobre aquellos a quienes amamos? Cuando sabemos lo que debemos hacer y el camino que debemos tomar, pero buscamos el atajo, o andamos por el camino fácil, ¿Cómo sabríamos qué consecuencias a largo plazo tendrán nuestras acciones por no hacer lo que debemos? Tal como Jesús enseñó, “¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? (Marcos 8:36)
La seducción llega disfrazada, y cada vez que llega lo hace de diferente manera. Detrás de ella siempre hay una mentira, una promesa de placer a corto plazo que pretende ocultar el daño a largo plazo. Para ser fieles a Dios necesitamos conocer y obedecer su ley. Tratar de sustituir eso con la filosofía “no lastimo a nadie” pareciera algo reformador, pero al final, no habrá beneficios — ni para el individuo y tampoco para la humanidad.
Recursos recomendados en Español:
Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek
Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek
Acerca del Autor: Al Serrato se licenció en Derecho por la Universidad de California en Berkeley en 1985. Comenzó su carrera como agente especial del FBI antes de convertirse en fiscal en California, donde trabajó durante 33 años. Una introducción a las obras de CS Lewis despertó su interés por la Apologética, que ha seguido durante las últimas tres décadas. Comenzó a escribir Apologética con J. Warner Wallace y Pleaseconvinceme.com.
Traducido por Gustavo Camarillo
Editado por Jennifer Chávez
Fuente Original del Blog: https://bit.ly/3PSWCHQ