La peligrosa guerra interna, parte 3: corrección de textos de prueba

Por John Ferrer

En la primera parte de esta serie hemos examinado los textos de prueba del Antiguo Testamento. En la segunda parte, examinamos textos de prueba del Nuevo Testamento. Llegados a este punto, quizá te preguntes: “¿Y cuál es el problema?”. La gente malinterpreta las cosas, ¿y qué?

¿Por qué tanto escándalo?

Es evidente que en la Iglesia se producen a menudo interpretaciones erróneas. ¿Significa eso que la Iglesia es apóstata o herética? En realidad no, pero sí significa que cometemos errores. Muchos de estos errores pasan desapercibidos y nunca causan un daño real. Pero otras interpretaciones erróneas pueden calar hondo, echar raíces y surgir como creencias peligrosas y malas prácticas. Piensa en cuántas personas han visto fallecer a un ser querido, a pesar de haber orado en grupo para que Dios lo sanara, y, ésta expectativa no cumplida quebrantó su fe (véase Mateo 18:19-20 en la Parte 2). O considera cuántas personas piensan que la Biblia les instruye a temer a Satanás, y como resultado, han desarrollado una superstición paranoica sobre las habilidades de Satanás a pesar del hecho y la seguridad de la soberanía de Dios (ver Mateo 10:28). E incluso una mala interpretación bien intencionada, como el uso evangelístico de Apocalipsis 3:20, puede causar problemas. Si las personas son ganadas para Cristo a través de una mala interpretación, ¿qué precedente sienta eso para su continuo crecimiento en la oración y el estudio de la Biblia? ¿Pueden los hombres voluntariamente irrespetar la Palabra de Dios y aún así respetar a Dios?

La buena interpretación es importante. Pero ¿de qué sirve una Palabra inerrante si ignoramos los correctivos disponibles para mantener nuestra interpretación en el blanco? Y aunque Dios puede guiar y preservar la ortodoxia, no debemos ser tan presuntuosos como para suponer que el Espíritu Santo siempre compensará nuestros errores interpretativos, especialmente cuando ya deberíamos saber que no debemos cometer esos errores. Dios ha dotado al hombre de una Palabra inspirada e inerrante, y le ha proporcionado suficientes recursos (naturales y espirituales) para acceder a ella y aplicarla. No estamos en condiciones de tratar a medias tintas con una revelación tan preciosa como la Palabra de Dios. Si nos atrevemos a malinterpretar deliberada o negligentemente la Palabra de Dios, estamos coqueteando con la mala teología. Y entregarse a la mala teología es coquetear con la idolatría.

Conceptos básicos de interpretación

¿Cuáles son algunos de estos correctivos que nos ayudan a interpretar las Escrituras? A continuación te ofrecemos algunos principios clave que debes tener en cuenta al estudiar la Palabra de Dios.

1.- Contexto, contexto, contexto

Respeta el contexto histórico, cultural, circunstancial y textual (es decir, del pasaje más amplio). Te ayudarán a orientar y anclar tu interpretación.

2.- La Biblia nunca puede significar lo que nunca quiso decir originalmente.       

Como regla general, no debemos tratar de encontrar en el texto un significado que el autor original nunca hubiera pretendido. Cualquier pasaje tendrá un único significado. Es el modo normal de comunicación. Este significado puede tener infinitas aplicaciones, puede haber muchas implicaciones y capas de ese significado, como dobles sentidos y juegos de palabras, o múltiples subpuntos, metáforas, pero todo el significado que tuvo una vez es el único significado que siempre tendrá. Sin esta línea divisoria hay poca defensa contra las diversas interpretaciones ofrecidas por grupos de culto, críticos y herejes.

3.- Cuando compartimos características comunes con el público al que nos dirigimos, la palabra de Dios para ellos es la misma que para nosotros.

Esta regla se refiere a cómo aplicar el texto. Cuando nuestras características difieren de las del público original, entonces no podemos aplicar directamente ese elemento del pasaje de la Escritura. Pero cuando son las mismas entre nosotros y la audiencia original (a quienes se dirige el texto) entonces podemos sacar la misma aplicación general que ellos. Jesús dijo a los creyentes de entonces “ama a tu prójimo como a ti mismo”, y puesto que nosotros también creemos en Jesús y pertenecemos a ese público general, también debemos “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos” (Marcos 12:31).

4.- La Escritura interpreta la Escritura.

La Biblia es un gran libro y para la mayoría de los temas hay al menos un puñado de pasajes que se aplicarán de alguna manera. Considera el mensaje bíblico global comparando versículos y pasajes dentro de la Escritura. Y cuando surjan pasajes nuevos o desconocidos, deja que los pasajes ya comprendidos sirvan para la sana interpretación del resto de la Escritura.

5.- Deja que predominen los pasajes claros.

Algunos pasajes destacarán por su claridad y accesibilidad. Que estos pasajes sirvan de guía en la interpretación de pasajes relacionados que sean más difíciles.

6.- Si el sentido llano tiene sentido, no busques otro sentido, no sea que acabes con un sinsentido.

Gran parte de la Escritura es fácilmente comprensible para el lector honesto. Deja que las Escrituras hablen claramente tanto como sea posible y no busques otro sentido, a menos que las mismas Escrituras desafíen una interpretación tan fácil.

Conclusión

Si te has encontrado a ti mismo activando los detectores de metales cristianos al retener inocentemente interpretaciones erróneas potencialmente dañinas, entonces esperemos que estos principios te ayuden en futuros estudios. Pero probablemente pronto descubrirás (si no lo has hecho ya) que incluso los mejores intérpretes pueden beneficiarse de algunos recursos externos. Para una buena introducción a la interpretación, véase How to Read the Bible for All Its Worth (Cómo leer la Biblia con todo su valor), de Gordon Fee y Douglas Stewart. [i]Para algunos programas gratuitos de estudio de la Biblia, mira la versión gratuita de Logos, u otros programas bíblicos gratuitos en https://www.e-sword.net/ y YouVersion/Bible.com. También puedes invertir en algunos recursos más especializados, como las versiones con pago de Accordance o Logos[ii] Estos materiales pueden ser gratuitos o costar un ojo de la cara. Pero, cueste lo que cueste, pueden tener un valor eterno.

Para terminar, hay que decir que, aunque la interpretación puede ser muy difícil, la mayor parte de su dificultad se debe simplemente a nuestra impaciencia y orgullo. Pero podemos resolver la mayoría de nuestros errores de interpretación buscando paciente y humildemente el sentido de un texto mientras suspendemos nuestras impresiones inmediatas y ponemos a prueba nuestras posibles comprensiones. Es cierto que muchos pasajes seguirán siendo discutibles e incluso misteriosos. Pero, en general, las Escrituras son suficientemente claras para que podamos creer, practicar y comunicar la verdadera fe cristiana bíblica. Como guardianes de la fe, deberíamos ser como el personal de seguridad del aeropuerto de Laguardia, que se toma muy en serio su trabajo. Ten en mente el panorama general, incluyendo todos los diversos peligros, para que también tomes en serio tu trabajo como guardián de la fe. La Palabra de Dios es de peso y poderosa. Mal manejada puede ser un desastre, pero manejada sabiamente es el poder mismo de Dios para cambiar el mundo.

Notas Finales

[i] 2ª ed. (Grand Rapids: Zondervan, 1993). Una buena introducción a la hermenéutica literaria es Leland Ryken, How to Read the Bible as Literature . . . and Get More Out of It (Grand Rapids: Zondervan, 1984). También es bueno el libro de Grant R. Osborne The Hermeneutical Spiral: A Comprehensive Introduction to Biblical Interpretation (Downer’s Grove, IL: Intervarsity, 1991). Esta edición probablemente se habría beneficiado de la colaboración de especialistas en filosofía y campos afines, pero en general este texto es sólido. Lamentablemente, muchos textos evangélicos se descalifican a sí mismos de una recomendación segura porque niegan la interpretación bíblica objetiva. Para más información sobre este tema, véase Kevin J. Vanhoozer, Is there a Meaning in This Text? (Grand Rapids: Zondervan, 1998), 1-195 y Thomas A. Howe, Toward a Thomistic Theory of Meaning [Tesis de maestría] (Charlotte, NC: Independently Published, 2000).

[ii] El léxico griego estándar es Bauer, Arndt, Gingrich, Danker, Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature (2000). El léxico hebreo estándar es Koehler y Baumgartner, Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament [HALOT] (2002), seguido de Brown, Driver y Briggs, Hebrew and English Lexicon (1992), algo más antiguo y menos exhaustivo. La concordancia estándar en lengua inglesa es James Strong, ed., The New Exhaustive Concordance of the New Testament and Other Early Christian Literature (2000). The New Exhaustive Concordance (1985). Otras fuentes útiles de comentarios sobre Escrituras difíciles o tergiversadas son Norman Geisler y Thomas Howe, When Critics Ask: A Popular Handbook on Bible Difficulties (Grand Rapids: Baker, 1992); y Walter C. Kaiser y otros, Hard Sayings of the Bible (Downers Grove, IL: Intervarsity, 1996).

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek 


El Dr. John D. Ferrer es educador, escritor y graduado de la Academia de Instructores CrossExamined. Diplomado por el Southern Evangelical Seminary y el Southwestern Baptist Theological Seminary, actualmente participa activamente en la comunidad provida y en su iglesia natal de Pella, Iowa. Cuando no está ayudando a su esposa Hillary Ferrer con su ministerio Mama Bear Apologetics, normalmente se puede encontrar a John escribiendo, investigando y enseñando apologética cultural.

Traducido por Jennifer Chavez

Editado por Mónica Pirateque

Fuente Original del Blog: https://bit.ly/49aee8i

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *